YA CASI NO EXISTO
Ya casi no existo,
aunque quede siempre alguna huella
de barro en las aceras
de mis cansados pies,
cuando llueve.
Ya casi no existo,
porque grito a nadie.
Porque escribo y lloro,
mientras busco una voz
que se sepulta más y más
bajo el bullicio mundanal,
y la rutina de ser alguien mudo
con palabras que sangran
en los ojos.
Ya casi no existo,
porque no soy más
que otro cero
entre todo el mundo.
Otro fantasma que casi
ha muerto,
entre todos los espectros
que moran esta ciudad
sin demasiado sol en los amaneceres.
Y demasiada muerte
en las esquinas.
Ya casi no existo.
lunes, 1 de septiembre de 2008
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