TODO DESORDEN
Ahora soy todo un desorden.
Dudas que no conocen la pregunta
que las desencadena
por el camino.
Un laberinto de palabras que buscan
alguna idea que salga
sin quedarse en un mero papel.
Todo desorden,
porque, tal vez, me hago
demasiadas preguntas
Sin necesaria interrogación.
Y no miro como antes las cosas
sin detenerme demasiado en la forma.
Como, en aquellos tiempos,
en los que no importa cuánto pesaran
los sueños:
en un columpio podía
olvidarse el tiempo.
Y no había demasiados relojes
en los que dar vueltas
con el tiempo.
Tanto desorden
Y tanta duda sin pregunta.
jueves, 11 de septiembre de 2008
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