MÚSICA PARA EL ALMA

domingo, 26 de agosto de 2012

NACIÓN DE LA FELICIDAD






NACIÓN DE LA FELICIDAD


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He vivido ya algunos años.
Mis ojos han arrancado
desde la pupila la inocencia.


La inocencia pesa, a veces,
ya cual sueño de mármol
en los columpios de la fantasía,
que ya no aguantan la gravedad
de todos mis pasos tristes.
.
Y, algunas veces, solo pienso
en decir adiós a mi camino,
porque parece que no queda camino.
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Parece, entonces, que en la ciudad
no hay buses que conduzcan
a un barrio cercano a la Felicidad.
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Los tranvías cargan melancolía.
Y en las esquinas, a veces,
alguien despide otra tarde igual
sobre su sombrero de monedas,
sombra y angustia.
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Sin embargo, vuelve a amanecer
siempre en los ojos después de cada noche.
La urbe se convierte ahora
en asfalto de aire donde, a veces,
los pies pueden propulsarse
a los sueños sin queroseno,
ni billetes de embarque.
.
Y entonces pienso que la alegría
está tan cerca como la sonrisa
de una niña que ahora juega
a la pelota en un parque.
.
Otra loca bajita que aún se acuerda
de imaginar otro mundo posible.
.
Y yo así me quito el peso
de la tristeza de los párpados.
No espero a estar cansado
para quitarme las cadenas
de la realidad.
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Y embarco ahora de nuevo
otra vez a la nación de mi felicidad.
Dicen que debo hacer parada
primero en mi esperanza.
.
Y pese a todo, en este momento,
me alegro de ser momento humano.
Otros años más de historia
humana sobre el paraíso
que aún espera sin timón
mi estela de ser y existencia.

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