SIGO PERSIGUIENDO TUS OJOS
Ahora se marcha otro día.
Y sigo persiguiendo tus ojos
como si en las palabras
el Sol quedase más cerca.
Y se quedaran tus pupilas
conmigo, mientras en la mirada
te ausentas como el último murmullo
de la corriente cuando baja la marea.
Se marcha otro día, irremediablemente.
Y la noche envuelve tu iris
en su túnica oscura y estrellada.
Aún estoy anclando mis ojos
en el brillo de los tuyos
para que no se acorte
el mediodía que no llega
a las farolas de esta calle ya.
Y sigo persiguiendo tus ojos,
mientras no me miras.
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