LA ÚNICA VERDAD
La única verdad que quiero
es la tuya sin tiernas mentiras
de belleza y ensueño en la metáfora.
Quererte como quiere la tierra
a la flor que se agarra a sus raíces
para que la lluvie moje
su dulce humedad de primavera.
Quererte sin demasiados matices.
Sin sustantivos de más,
sin adioses de menos,
y sin seres desde el no ser.
Quererte sin palabras de más.
Quererte hasta el corazón,
y el sombrero y la chaqueta.
Quererte hasta vestida.
Quererte hasta desnuda.
Amarte, de verdad.
Esa me gustaría que fuera
nuestra única verdad.
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