PEDIRTE QUE VENGAS
Se me ocurren ahora
cosas hermosas que decirte.
Pero deja que te confiese algo:
la mejor de todas es pedirte
que vengas hasta mis labios
con tus besos puestos
en la boca y la sencillez
de tu desnudez en tu belleza
como pide la tierra en sequía
a la lluvia que baile
dulcemente en la tierra
cuando se precipita el agua
de un lágrima del cielo.
Pedirte que vengas.
Lo más bonito que, quizás,
pueda escribirte ahora.
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