CUANDO DIOS ESTÁ DESPISTADO
Cuando Dios está despistado,
yo juego a inventar la lluvia,
a enderezar los árboles
torcidos por el invierno.
Pinto pistilos a las flores,
hago que crezcan los anhelos
que algunas deidades miopes
no saben acercar pese a los rezos,
y a las rosas les nacen pétalos,
y la guerra no resulta tan cruenta
cuando solo habla de revoluciones
de belleza estallando en las nubes.
Cuando Dios está despistado,
imagino otra clase de diluvio
que no anegue jardines floridos,
y que más bien inunde de ternura
los abrazos que faltan a veces
en esta ciudad tan llena de soledades.
Cuando Dios está despistado,
no es tan difícil serlo
durante un rato por uno mismo.
Y escribir un sueño simple
en un poema como este.
Cuando Dios está despistado...
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