EN ESTE PARQUE
En este parque ahora mismo
canta un ruiseñor,
suenan los cascabeles extraños
del viento en los árboles
invernales y desnudos.
Me guardo en los ojos
unos gramos de tristeza,
y unos cuantos brillos
de nostalgia de esos
que salen cuando te pienso.
Contemplo el tiempo, las horas,
los viandantes sin sueños,
y algún que otro niño
que todavía no se ha olvidado
las alas en el cuarto de estar.
Y mientras se me sube
al hombro una leve mariposa,
por mis mejillas desciende ahora
libre, tranquila, transparente,
y agridulce la soledad
por el caudal de mi rostro.
Lloro, tal vez, al saber
que tengo delante las utopías
que parecen tan lejos a veces.
Me basta una servilleta
y la madera de un banco
para sostener mis anhelos,
aunque pese mucho esta gravedad
de peso, rutina y silencio
demasiado ahogado de palabras.
El mundo sigue girando,
y mientras tanto en este parque,
yo le pido un poco de descanso,
aunque la traslación, los equinoccios
y los solsticios no vayan
a detenerse en el torrente
inexorable de mi sangre.
No pido demasiado.
Solo sentarme en este parque
a que mis sueños me den
un momento sus pupilas
de terciopelo o espinas,
hermosas como las tuyas
cuando me abres
la puerta de tu casa de flores,
y tu gobierno de ternura
democráticamente besable,
enamoradamente amable.
En este parque en que también
quizás junto a mis anhelos,
también te esté echando de menos.
0 comentarios:
Publicar un comentario