TÚ INTACTA
Los árboles están desnudos.
Sus hojas se las lleva todavía
la fría calidez del invierno.
Llueve melancolía en los buses.
En las mejillas de asfalto
de la ciudad lloran los sueños
sin tierra de anhelos
en las oficinas.
La sangre en la herida
se vuelve rauda y corrediza.
El tiempo pasa, y las horas
se acercan cada vez más
al final de otra tarde
a las cuatro y media.
Sin embargo, pese a todo,
tu piel sigue sembrada
de primavera en mis dedos,
y el eco de tu recuerdo
sigue colmando de poemas
un mundo sin versos alegres.
Tú ahí, sigues, pese a todo
intacta en este instante
en que tampoco te olvido.
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