CARTA PARA UN AMIGO (TU GRAN FORTUNA)
Querido amigo:
Vuelvo a escribirte 168 horas después desde la última vez. Si en la última ocasión ya puede decirse que fui breve, esta vez seré aún más lacónico. No necesitaré más de unas líneas.
En este momento, tengo la plena certeza de que no te sientes con mucha suerte. No has ganado la lotería, y tampoco te hallas a gusto en un trabajo en el que no te valoran como crees que te mereces. Te sientes perdido, como si la ciudad ordenada y segura se hubiera tornado en un laberinto de dudas en el que el malestar te acucia sin que exista razón aparente. Albergas miedo en tu interior, y la incertidumbre se vuelve unas punzadas molestas en tu estómago. Te están diciendo algo como: "Párate. No persigas la utopía. Sé práctico y no dejes tu trabajo indefinido".
Pero no estás bien. Por más que intentas levantar la cabeza, y asumir el despertar como algo más que una tarea cotidiana en la que, principalmente, se te despegan los párpados y, tras vestirte, echas a andar como un robot hacia la oficina. Descuida. Aún estás a tiempo de enmendarlo, aunque no lo creas.
Decía alguien bastante sabio que "no estás deprimido, sino distraído". Y puedo asegurarte que llevaba toda la razón del mundo. Yo también lo estaba hace algunos meses, y no había nada que me quitase la venda de miedo que me impedía contemplar la belleza de lo que se encontraba ante mis ojos. Andaba solitario como una marchita hoja que se cae del árbol en otoño. Yo me había apeado de la primavera de la vida unos segundos, y volví después a la senda.
Eres muy afortunado. Has nacido para algo más que para sobrevivir hasta que te llegue el día de marcharte, y apagarte como una última tarde que se muere a lo lejos. No te hacen falta los millones de ninguna lotería, cuando aún te quedan millones de latidos que escuchar en silencio desde tu corazón, genuinamente humano. Abraza de nuevo tu vida en su pleno apogeo. Te echa de menos, pero ahí está aguardando. Para que te la lleves de regreso a casa ahora, como la mejor fortuna de todas las que tienes. No lo olvides. Eres más que afortunado. Estás vivo, aquí y ahora.
Con todo el amor de la vida.
Un amigo sincero
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