NO ERA YA PEQUEÑO, NI GRANDE
No era ya pequeño, ni grande.
Era algo más que un tamaño
a la hora de despertar la conciencia.
Era inmensamente humano
con el alma infinita y encendida
con las ganas de vivir.
Volví a nacer sin duda el día
en que supe que todo era cierto,
y que todo también existía.
Y que todo era yo.
Y que todo era yo.
Y que todo era el universo,
y no era ya pequeño, ni grande.
Solo era todo: el amor,
y el universo abrazándolo.
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