MÚSICA PARA EL ALMA

martes, 17 de julio de 2012

CARTA BREVE A LA SEÑORA CRISIS





CARTA BREVE A LA SEÑORA CRISIS



Estimada Sra. Crisis,

Me halaga que siempre quiera bailar conmigo en este panorama algo dramático y salir cada noche a recorrer el lóbrego barrio de una rutina miserable con ganas de conocerlo mejor. No obstante, ya tanta insistencia propicia que el hastío se apodere de todos mis sentidos y mis ánimos, y me deprima. Ya llevamos cinco años. Y no dudo de que usted sea una mujer cuyos encantos y "perjúmenes" cautivan al más pintado de los hombres e incluso otras féminas que no vacilarían en cambiar de acera a su paso. Ya se puede percibir todo esto, dado que parece estar bastante solicitada en los periódicos de ámbito regional, nacional e internacional, así como en las bocas y palabras de casi toda la gente. Ya acapara demasiado en mi opinión. Le salen novios por todas partes y, por ello, quisiera que a mí en concreto me dejara tranquilo durante unos cuantos meses si puede ser. Hasta coquetea con ciertas personas próximas en algunos escenarios no exentos de un riesgo algo extraño. Aún así, le reitero que no me desagrada su compañía, pero ya vale por estos días, por favor.

Asimismo, le digo con total certeza que, al mismo tiempo que cautiva y seduce con sus cantos de sirena a los incautos navegantes de ciertas esferas crediticias cuya corriente no es precisamente la de la transparencia pelágica y atrae con su irredenta silueta de náyade a miradas absortas, instaura también el medio en quienes no quieren bailar su alocado tango a la desesperanza. Cuenta con bastantes voces lisonjeras que parecen cada día reclamarla más. Algunas desde Finisterra, otras desde la Wertgüenza y otras oriundas de un Windows que ha resultado ser un fiasco total. Se le cuelga al guindo de alguna pestaña una prima que ya le pesa demasiado al pobre. Yo, por mi parte, ya no quiero seguir con este juego baldío e inútil que parece enterrar las miradas de toda la gente que veo pasar a mi alrededor en un terrible sopor resignado. La pista se le ha quedado corta y busca más incautos. Yo ya no. Toque a otras puertas, tal vez más elevadas, en las que seguro que la atenderán como se merece, ágape de hipocresía aderezado con cierto falso afán de "bienestar popular" incluido.

Porque lo que empezó siendo un vals temporal y plácido por aguas algo turbulentas, algo enladrilladas, se ha tornado en, como le dicho antes, un tango alocado repleto de activos tóxicos y pasivos viandantes cuyo ritmo parece que va a extenuarme de un momento a otro. Y no lo soporto más, aunque me cueste resistirme a sus encantos, Sra. Crisis. Una vez más, le pido que se aleje unos cuantos años más de mí. Su hogar ya no está en mi consciencia, y llevo algo de prisa. La Sra. Esperanza arde en deseos de que vaya a su encuentro. Creo que compartir con ella sus baladas hacia los sueños es lo que más me conviene por el momento. Usted recorta y mucho el alcance de los míos. No obstante, gracias por todo.

Le saluda atentamente,

Un ser humano casado con el optimismo.

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