DÉJAME QUE TE SIGA MIRANDO
Me detengo. Contemplo desde el balcón,
la ciudad, las promesas imposibles
que viajan como el azúcar
al fondo de la taza
o los autobuses siempre
al mismo destino de la rutina
y las horas casi contadas
sin muchos cuentos.
Y me digo que hoy quiero,
necesito, exijo ver algo distinto.
En primer lugar, quiero
deternerme en tus pupilas.
Solo un ratito para surcar
cada acorde de luz de esos
que no suenan bien en el metal
de las farolas oxidadas
o los túneles de miedo y soledad
humanos que han olvidado
que el Sol existe más allá de los astros.
En segundo lugar, quiero
abrir otras puertas.
Tal vez, tus labios si puedo
para que entren otros aires
de alegría desde mis labios
hasta los puertos de tu ternura.
Y en último lugar,
no quiero que seamos breves,
aunque no podamos evitar el tiempo.
Seamos por hoy
algo más eternos.
Déjame que siga queriendo
ver otra ciudad desde mis balcones
de tristeza, nostalgia y belleza.
Déjame que te siga mirando.