QUIERO VOLVER A MIS CINCO
Hace tiempo que ya dejé de cumplir años. Ahora, en este momento en el que me falta más bien poco para alcanzar la treintena, los años ya van doliendo un poco más que antes. El tiempo pasa, corre, vuela y también va matando silenciosa, calladamente, como la primera gota de un diluvio que se presenta sin avisar.
No avisa. Los meses se llevan a algunas personas que quiero como la corriente del río esas pequeñas olitas que va formando en el río, casi imperceptibles. Otras personas, simplemente, se separan del camino por el que pretendo seguir transitando, y es inevitable también que la distancia aleje a otras tantas, aunque sepa que sigo perviviendo en sus recuerdos.
El día de hoy no es como ayer. Ya no soy el mismo que se calzaba los sueños en los pies sin pedir el cielo a cambio, porque no me hacía falta. Soy consciente de ello. Ya se torna una tarea bastante complicada colgarse de los sueños bajo la sábana, mientras se piensa en las maravillosas y oníricas mágicas lianas de Mowgli. Los cumpleaños han dejado de saber a piñatas y anhelos cumplidos cuando un humilde ratoncito también venía a llevarse los dientes caídos. Pero eso tampoco importa ahora demasiado.
Es cierto que me ha madurado la mirada como la manzana que, al final, ha de caerse del manzano en cuanto ya se vuelve comestible y queda desterrada de la primavera como el exiliado de su patria. A veces, tengo esa impresión. Pero lo repito. Eso no importa ahora. Es verdad que ya tengo casi 29 años y los años no se cuentan como antes: con las cartas de amor a los Reyes Magos. Sé que el próximo 5 de enero Baltasar no va a devolverme ciertas cosas, como la memoria de alguien muy cercano. Pero quiero, necesito subirme de nuevo a aquella bicicleta sin ruedillas en la que todo era posible. Imaginaba sin prisas entonces atravesar el mundo en las cuatro esquinas angostas de aquel parque.
Y me pregunto: ¿por qué ahora ha de seguir siendo tan difícil? Soy, tal vez, el mismo. Solo se ha quedado distraída esa mirada inocente de entonces. Tal vez, habrá que echarle algo de coherencia y razón, sin enjaular mis ganas de estar vivo como hago ahora equivocado.
Quiero volver a los cinco. Y si puede ser en los fantásticos asientos del Delorean. 1990. Con mi tierna locura infantil. Allí nos vemos.
2 comentarios:
yo también quisiera volver!! en serio!! jaja
Tú fuiste uno de tantos que sonrieron por mi blog, te agradezco tu visita, espero que el correo electrónico que te mande te allá llegado, besos y muchas gracias
Con mucho amor Evy
Feliz Navidad!! <3
Feliz natal!! Feliz navidad!! Buone feste :D
Publicar un comentario