MÚSICA PARA EL ALMA

domingo, 8 de diciembre de 2013

SEXTO DISCURSO HUMANO (MALDITO CUMPLEAÑOS)



SEXTO DISCURSO HUMANO (MALDITO CUMPLEAÑOS)

Era todavía algo pequeño para percatarme del peso y la gravedad invisible del tiempo en la sangre y los calendarios. Y esperaba, entonces, con ilusión ese día en el que mis padres me recibían al llegar del colegio con la sonrisa abierta y unas velas de tarta por soplar. 

Hijo, cierra los ojos y pide un deseo. Ten por seguro que se te cumplirá - me decían mis progenitores.

Unas veces pedía viajar con Peter Pan y Campanilla a otros mundos posibles o seguir abrigando la selva de Mowgli bajo mis sábanas, si bien las lianas de las que colgaban mis sueños se iban tornando cada vez más frágiles y finas conforme pasaban inexorablemente las horas y los meses. Aun así, de vez en cuando en mis desvanes cabía algo de instante y eternidad.

Lo que no sabía es que tuviera que pedir disculpas con el tiempo. Lo que no sabía es que estuviese mal cumplir años, como si se pudiera evitar que pasara el tiempo o siguiera corriendo la sangre por las venas. Lo que no sabía es que acercarse a la treintena y atravesarla fuese un delito punible cuyo castigo no es otro que el de verse condenado al ostracismo social más vil y quedar cada vez más relegado a un segundo plano que no conocen los mapas del capitalismo deshumanizador. No entiende de latidos ni pulsiones humanas. Eso me va quedando bastante claro.

Y ya ni hablemos de cuando cumpla los cincuenta. Seré un desecho, un don nadie del que nadie cuidará o se hará cargo. Solo me pondrán "señor" en las amables cartas de las facturas. Pesamos demasiado supongo cuando vamos cumpliendo años, a pesar de que esos mismos años pueden aportar mucha experiencia con la que los jóvenes no cuentan. No tendré fuerzas ni ganas para soplar las velas en ese incierto porvenir. Las arrugas se pagan caras como podemos palpar en estos días cuya realidad plasmaba a la perfección una escena de "Los caballeros de la Mesa Cuadrada" de los Monty Python en la que se decía lo siguiente, mientras desfilaban hileras de cadáveres y mataban a otro que no lo era por ser anciano: "traigan aquí a sus muertos".

Veo cómo muchos perecen socialmente a los 40 largos o los 50 y me pregunto si me deparará el mismo destino el porvenir. Les late el corazón más fuerte que nunca, a veces, pero nadie quiere escuchar esas sistóles y diástoles "agotadas". No quiero que me maten así. Por esa razón, quizás, ya no celebraré más cumpleaños y esconderé el tiempo en un cajón, a ver si le da por no seguir pasando. Y lo reitero, por si no se me ha entendido. Pido perdón si me da por cumplir otro año el próximo 17 de mayo. Maldito cumpleaños.


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