ESCUCHAR LA VIDA
Ahora no me limito a oír.
El río canta y aguarda
que alguien se detenga tranquilo
a escuchar sus acordes
de agua corriendo al mar.
Una mariposa en arrullo
revolotea entre tanto bullicio.
Una margarita se deshoja
y vuelve a componerse.
El viento habla de canciones
pasadas y sueños emigrados.
Las calles componen
bandas sonoros hermosas
bajo el asfalto en que se oculta
la belleza y sus acordes
cotidianos de ternura o melancolía.
Y la vida crepita, tiembla,
corre, vuela, se emociona,
siente y me late sin desgastarse
ahora tras el pecho.
No me limito a oír supongo.
Quiero escuchar la música
que ha de brindarme,
pese a todo, esta tarde
de nostalgia la vida.
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