CASI A LOS TREINTA
Aquí me tienes ahora,
casi a los treinta
(veintinueve para ser más exactos),
hablando de leyendas
que no conocen camino
aún por tu cuerpo desnudo.
Mis dedos te leen, mientras,
a tientas y muy despacio
no sea que vaya a partir
el sueño a otro cansancio
del que tu abrazo no sepa mucho.
Y me quede hablando
con grillos, miedos y ausencias
de lo que has podido ser,
solamente y a solas.
Ahora que cumplo casi los treinta
y a mis sueños le quita la tos
la medicina dulce de recordarte
a tientas y a destiempo.
Mientras vuelvo a contar
el mito de tu desnudez
que todavía no abre senda
por mis caricias.
Casi a los treinta, ya ves...
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