CAPITÁN DE MIS TRISTEZAS
Como casi siempre,
no me hallo.
Y me pregunto
si, tal vez, tan solo sea
capitán de mis tristezas,
grumete de mis miedos,
y marinero de mis utopías.
Frente al espejo, desembarca
también algunas mañanas
un rostro silente y aturdido
al que las olas del tiempo
machacan como a una rueda
las piedras de un angosto sendero.
Algunas tardes, remo hacia los sueños
y pienso en alguna mirada diferente
allá lejos, después del horizonte,
que me aguarde mansamente,
descansada bien del mundo
que me hastía tanto.
Luego la vida me devuelve
a la orilla de la ciudad
tras el viaje a la emoción.
A veces, tras una lágrima.
Y vuelvo a embarcar
en la tristeza o la nostalgia
cuando llega de nuevo
otro domingo tal vez.
Y como casi siempre
no me hallo.
Solo siento que, a veces,
soy un capitán de mis tristezas
al que algún día el tiempo
y su corriente de recuerdos,
ensangrentada de años,
desvió del rumbo de sus ensueños.
Hasta este momento
en el que el desasosiego
me sube hasta las entrañas.
Y solo soy
capitán de mis tristezas
con este poema triste
como único barco.
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