MÚSICA PARA EL ALMA

miércoles, 19 de septiembre de 2012

CRÓNICA LUXEMBURGUESA DEL 15 S



SUCINTA CRÓNICA LUXEMBURGUESA DEL 15-S

Ya van a ser las doce del mediodía. Todavía el clamor general contra los recortes sociales y presupuestarios, que se desencadena allá donde la Puerta de Alcalá se erige firme, gloriosa e inmune al paso de los años, no parece impregnar las tranquilas y poco transitadas calles de la ciudad de Luxemburgo en una mañana de sábado en la que al cielo no le apetece llorar todavía. Ando algo perdido, porque no sé cómo encontrar la embajada de España. Aunque parezca extraño, cualquiera puede perderse durante un momento en una urbe tan pequeña. Al cabo de unos cinco minutos, y después de ver la Embajada de los Estados Unidos a lo lejos, me percato de que estoy en la calle en la que también se halla la Embajada de España. No espero aún tumulto alguno congregado y, al llegar allí, observo que cinco coches de polícia ya custodian la entrada. Me sorprende bastante que piensen que esta concentración puede hacer peligrar el orden público.

Me siento en un banco cercano al recinto. Tengo que aguardar todavía algunos minutos para que aparezcan las primeras figuras visibles en los aledaños. Los escucho hablar español. Ya sé que van a unirse al acto. Por goteo, van llegando algunos más hasta que al final suman unos cuarenta y pocos congregados. Aparte de ellos, llegan unos coches de la prensa luxemburguesa, que parece interesada en saber algo más sobre el acto y en difundir algunas imágenes del acto. Un bebé gime y llora como pidiendo de comer. Su primera lucha proletaria y precoz parece que le abre el apetito y su madre decide irse con ella. Entre tanto ir y venir, un tal Quique, al que acabo de conocer hace un momento, desplega una pancarta que ha preparado en la que se puede ver entre otras cosas que "la República tiene memoria de elefante" junto a una bandera republicana y algún que otro logotipo de IU y el PCE. Algunos lo ayudan a colocar la bandera tricolor casi en frente de la Embajada. Al parecer, los Estados Unidos tienen un tanto cercada la acera por esa zona y no se puede colocar nada justo en frente de la institución. Tampoco la gente puede ubicarse allí, aunque poco después la polícia permite que nos concentremos en ese lugar. La polícia parece un tanto ajena a cuanto acontece, mientras el ansia republicana convive en total armonía con cierto sentimiento monárquico revelado desde otra bandera rojigualda. El talante democrático debe mostrarse siempre, y más en este tipo de situaciones en las que hay algo que une a todos: los recortes en el Estado de bienestar, algo que podría afectarnos a todos por igual aunque haya quienes se crean intocables. Nada es eterno ni imperecedero en esta vida, como ya se ha empeñado en demostrar en muchas ocasiones la Historia. Además, si nos paramos a reflexionar, el color rojo mezclado con el lila puede dar ese color granate del torrente sanguíneo que, en silencio, nos va degradando a todos, como también hizo con Hernán Cortés. ¿Acaso no fue un gran caudillo?

Pasan unos cuantos minutos. El dulce murmullo de las conversaciones, los debates y los intercambios de vista embelesa mis oídos como la calma sin demasiados coches ni algarabía de las escuetas calles próximas al Grand Thêatre. Me encanta que solo se disparen palabras y argumentos cuyo único alcance es el conocimiento y el aprendizaje, y no las vidas segadas de muchas almas inocentes. La concentración va tocando a su fin, y alguien le propone a Quique, coordinador de IU en Luxemburgo, que diga unas palabras para clausurar el acto que, al final, no ha reunido a tanta gente como cabía esperar. No obstante, las noticias que llegan desde el territorio nacional impregna el ánimo de un cierto hálito de optimismo. Muchos esperamos que este día marque un hito en la Historia del país, aunque también seamos muchos los que veamos la situación aún un tanto distante de convertirse en el típico happy ending. Ya, en el pasado, se tachó a muchos soñadores de locos, y hay que decir que sin sus locuras y sueños, nos hubiésemos quedado en aquel famoso "Valle de Lágrimas" en lo que lo único que corría era la muerte y la miseria a sus anchas entre la población plebeya a costa de llenar barrigas "nobles" en todos los sentidos.

Y, después de convencerlo, Quique dice unas palabras con las que, quizás, todos los que estamos allí nos sintamos más que identificados. Nos estamos sacrificando por algo que dista de ser nuestro bienestar y no se puede seguir así. Luego, aplausos, un breve momento de silencio y la gente comienza a dispersarse. Algunos permanecen un rato más comentando cuanto parece ocurrir allende el territorio del Gran Ducado. Las ganas de cambio contagian el ánimo todavía y desde los teléfonos móviles ciertas noticias rezuman esperanza en forma de un clamor pacífico que alza lo justo su voz en Alcalá, Cataluña, Aragón y hasta Canarias. Para decir "basta, que no recorten más nuestros derechos". No queremos que estos se queden solo en un pretérito delirio, al que siempre tendremos derecho en palabras de Galeano.

0 comentarios: