EL SABOR DE LAS HORAS
El sabor de las horas
viene impregnado de gaviotas
como pañuelos blancos
de lluvia en el cielo.
Y en esa esencia se me antoja
volar, como si en un perfume
se pudiesen tender frágiles puentes
matemáticamente perfectos
hacia un sueño sin más infinito
ni final que tu cuerpo.
Se asoma el mar ahora
y el horizonte cruza la tierra,
mientras clavo mi pupila
en alguna parte de la tuya.
Mientras el silencio y el tiempo
se impregnan de tu sabor.
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