LA SOLEDAD
Un hombre vaga solo
en las calles de la ausencia.
Se despiertan sus pasos
en la nieve como huellas
anodinas del cansancio.
El ritual de ceder el asiento
a las señoras en la guagua
hastía a otro señor que no sabe
si le sostiene el latido el corazón.
Y yo bebo algo más de nostalgia
y melancolía sumergiéndome
en el gélidamente cálido
amanecer de la ebriedad
que brinda con lágrimas
de cerveza otro día sin ti.
Tus ojos me siguen mirando
hasta después de tu pupila.
La soledad, ya ves,
es al fin morir un poco
antes y después de tu nombre.
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