NO ESPEREMOS DEMASIADO
No esperemos demasiado.
Para los besos solo tenemos
nuestras bocas. Y no son eternas.
Más bien son como la nieve
que se deshace en la acera
a golpes de sol y primavera.
Midamos tan solo las orillas
de nuestro tacto.
Y vivamos nuestro instante
ahora. No somos eternos.
No esperemos demasiado.
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