LEVÁNTATE CON TUS GANAS
Las hojas caen.
Los edificios se derrumban
y se demuelen,
así como las estatuas
también se inclinan
ante el desgaste del tiempo.
Los rascacielos dejan
de tocar las nubes
con los años y los siglos,
y también cae la tarde
como el día que deja y muere.
Pero eso no tiene
que ser lo mismo contigo.
Tú también puedes caerte,
pero te quedan los pies,
el cuerpo y tus ganas
para levantarte después.
Aunque los ojos pesen
demasiado y la gravedad
del tiempo sea muy pesada
como para cargarla
sobre tus dos hombres humanos.
Piensa que después de caerte
aún te late el corazón.
Levanta, en ese instante,
los párpados, vuelve a soñar
y alza tu esperanza de vivir.
Levántate con tus ganas.
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