ELLA Y EL MAR
El mar ahora está en calma.
La marejada solo es algarabía
y alboroto de la urbe.
Tras ese telón de algodón,
mariposas y eterna primavera
en la que nunca se asoma agosto
o el ampo blanco de diciembre,
siempre el sosiego reina
como el murmullo en las cascadas
y las flores en ese jardín
de maravillas que crea la vida
siempre que se contempla la belleza.
Tal vez, vuelva al momento
en que me dio la vida
de cuando en cuando
como vuelve la botella con mensaje
a la orilla con los años.
Y yo no lo sé.
Salvaje solo es el mundo,
y los huracanes son solo pasto
de ciclones y aguas calientes.
En su mirada, vacía, ausente
y con algún que otro recuerdo
se encierra algún misterio
del que solo sabe su alma.
El mar ahora está en calma.
Y ella me mira, tranquila,
desde algún punto de la memoria.
Con sus pupilas sin tocarme,
aunque parezcan mirarme.
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