CAÍSTE DULCEMENTE
Caíste dulcemente
y no moriste entonces.
Se dio el tierno percance
de que te tendiste
hacia mis brazos
como puentes hacia un lugar
ajeno a los ruidos, la niebla
y la molicie de la ciudad.
Querías viajar a otra parte
más hermosa supongo.
Y descansaste del mundo,
mientras caías dulcemente
en mis brazos, y no moriste
entonces, solo el tiempo.
1 comentarios:
Es la más hermosa manera de rendirse ante el amor, con dulzura.
Precioso, como siempre!!!
Cariños…
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