TE QUEDA EL MAR
Ahora lloras.
Las lágrimas corren
raudas por tus mejillas
como la ola a la espera
de romper el vals efímero
con la orilla.
La ciudad te inunda
la casa de soledad.
Eres tú solo o sala
entre toda la masa
que no escucha tu lamento.
Tu tristeza es pasto único
de tu melancolía,
y noticia de agua en tus pupilas.
Y piensas que ya no existe
nada que te ayude a creer
en la breve eternidad
de algo hermoso
como un primer beso,
una primera caricia
o un primer verso de ganas
sobre la piel desnuda.
Estás llorando ahora,
pero no te mueras antes
de que se detenga el corazón
y las horas que te quedan.
Después de todo,
aún te queda todo el mundo
y el mar
para que los ames.
Y vivas.
Después de llorar un rato,
aunque no tengas barcas,
te queda el mar
para que vivas.
0 comentarios:
Publicar un comentario