NO ESTÁS LEJOS
No estás lejos, solo debo
pensarte mucho para que vengas,
y parezca como si vinieras
en un beso hasta mis labios.
Un escalofrío entonces
me recorre la mejilla,
y la caricia se insinúa
en el aire como el primer pétalo
de una amapola en abril,
cuando llueve la primavera
dulcemente sobre los campos.
El silencio se torna
la prolongación de los acordes
cotidianos de tu voz,
misteriosa, frágil e ingrávida
como la belleza que flota
ahora en estos versos.
No estás lejos, solo debo
pensarte muy fuerte
para que no dejes de venir
a acompañarme en mi soledad,
acompañada mejor si estás,
aunque sea desde un golpe
tierno de recuerdo.
No estás lejos, solo debo
pensarte muy fuerte.
Eso es todo. No estás lejos.
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