DIGAMOS ALGUNAS TONTERÍAS
Te propongo ahora
que digamos algunas tonterías.
Digamos que la gravedad
del aire, el tiempo, y los recortes
sutiles de la vida, y las horas
que nos van quitando
tíos, amigos y despedidas
no supone un problema
ni un peso para las alas.
Digamos que la ciudad
hoy no amanece tan gris
como de costumbre,
porque en los balcones amanece
algo más que otro momento
más de desgana y rutina,
y se asoman las ganas
renovadas de seguir vivo.
Digamos te quiero
dándonos el mar gratis
frente a los ojos.
Digamos esas tonterías
que decíamos cuando los números
no se contaban en las piñatas,
y solo se restaban
ovejas en los sueños.
Digamos que hoy vamos a besarnos,
y que te diré también la tontería
de darte mis labios
sin que lo sepas demasiados,
y juguemos un poco
a una guerra de besos
en las que solo pueda dispararse
a ráfagas, a versos, a caricias
la ternura en nuestra desnudez.
Así quizás se pueda volver
a ser un poquito inocentes
y decir hermosas tonterías
como las de poder cambiar el mundo,
mientras nos pertenece,
mientras nos amamos.
Hoy te propongo
que digamos esa tontería
en silencio de querernos.
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