BELLEZA TUYA
La ciudad que huele
a campo florido, aunque nieve.
Los balcones llenos de pájaros.
Los jóvenes armando sueños
que se escapan a otros ojos
más viejos y emponzoñados
de rutina extenuante.
El corazón que late tranquilo.
El tiempo que se tiene
a observar todavía el otoño
sin tanta fatigas de árboles
llorosos y angustiados sin hojas.
Y el poema que sigo leyendo,
aunque me falte a veces la poesía
que de veras lo escribe
en estas manos ansiosas de ti,
y de tu tacto.
Contemplar el mundo
como ahora lo contemplo
se lo debo a algo:
a la belleza tuya,
y la de recordarte siempre.
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