VIGÉSIMO PRIMER DISCURSO HUMANO
(DE LOS OTROS)
Pienso en lo que soy. Pienso en lo que eres. Pîenso en lo que somos. Pienso en lo que son cuantos nos rodean en este mundo aunque no podamos ver sus brazos o su silueta por la distancia. Millones de planetas humanos en uno solo. Y además pienso en todo lo demás. Pienso en cómo se desencadena y muere una ola una y otra vez en un maravilloso compás de compasillo natural.
Pienso en cómo ahora mismo me mira un perro en el bus con las pupilas perdidas en quién sabe qué cansancio o hastío. Pienso en cómo podrían contarme un cuento silencioso de primavera unos árboles cuyas hojas se llenan de fatiga otoñal y se tiñen de maravillosos colores. Pienso en lo que ahora mismo también podría decirme una paloma con muchas ganas de seguir volando. Un ruiseñor con ganas de cantarme algún poema susurrado y escondido bajo el asfalto gris de la ciudad. Pienso en cómo sueña, tal vez, otro adolescente trazando puentes al arcoíris desde una servilleta.
Pienso en lo que soy. Pienso en lo que eres. Pienso en lo que somos. Pienso en lo que son todo y todos. Y soy plenamente consciente de que el ínfimo universo de mí mismo pertenece indisolublemente y hermoso Cosmos del mundo. A lo que eres. A lo que somos. A lo que son.
Una lástima que queramos cargarnos esa bella simbiosis. A veces, también lo pienso.
0 comentarios:
Publicar un comentario