DESAPAREZCAMOS UN RATO
Desaparezcamos un rato
de los cálculos, las cifras,
y la apatía de las oficinas.
Olvidémonos de los papeles,
las identidades plásticas,
las mejillas maquilladas sin sombra,
y los armarios desordenados
sin demasiados sueños dentro.
Ordenemos nuestros anhelos
por orden de besos y ganas.
Nuestro sustantivo de amor
por orden alfabético prioritario,
y luego que la ternura nos lleve
lejos de la ciudad,
allá donde los ríos
solo murmuran agua
y las lágrimas son la lluvia
que se desliza por tu mejilla
cuando lloras de emoción.
Desaparezcamos un rato
del mundo cotidiano y triste.
Vayamos a encontrarnos
donde sé que ahora queremos:
en el cariño bien hecho del amor.
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