SOLO DISPARÉMONOS
Empecemos ahora, por favor,
nuestra hermosa guerra,
nuestra tierna revolución
de arrumacos en la desnudez.
Dejemos que se enciendan
las ganas en nuestros cuerpos
como las primeras farolas
de una avenida de caricias
que ha de llevarnos al éxtasis.
Solo disparémonos ternura
en los labios, y crucemos
las miradas claras
como si se abriera el mar
en cuatro pupilas, y las seis
de la tarde aún hubiera tiempo
para que amaneciera
tras la tormenta.
Empecemos ahora, por favor,
a revolucionar el amor.
Solo disparémonos ahora
otro beso más.
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