CONFESIÓN CASI SECRETA
Déjame que te diga algo
en voz un poco bajita
para que la pseudocracia
no acabe de enterarse.
No te hacen falta gobiernos
para hallar tu felicidad,
ni para dirigir tus pasos.
¿Y sabes por qué?
La respuesta es muy simple.
Eres tú el único general
de todas tus batallas,
y el producto bruto
de todas tus decisiones.
Preside tu vida siempre.
Y el camino te lo agradecerá.
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