NO VOY A SOÑAR DEMASIADO
No voy a soñar demasiado.
Tal vez, no haga falta,
cuando ya estoy vivo
y a tiempo de que me lata
de veras el corazón
sin morir antes
de la última hora
del descanso existencial.
Estoy a tiempo de experimentar
el mejor sueño posible:
vivir consciente
de mi vida.
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