ME GUSTARÍA QUE LLEGARAS
Me gustaría que llegaras,
sin alardes, ni aspavientos,
ni el tacto sutil del aire
impregnado de susurros
y ganas que no te tocan.
Me gustaría que llegaras
sin que te empujara a mí
la fuerza de ola efímera
de un verso que muere
en cuanto la metáfora arrecia
sobre tu desnudez de nostalgia.
Me gustaría que llegaras.
Sin que se apagara el mundo,
y yo me quedara dormido
para darte la bienvenida
al nacer la noche,
y morirse la mirada.
Me gustaría que llegaras.
Y mis manos esperen
tu tacto entonces.
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