DESCARRILAMOS
Descarrilamos aquel día.
Nuestros besos
circundaron los labios
fríos de todos los días.
Y viajamos en otra ruta
diferente a la de vuelta
al trabajo, los periódicos
de ayer, el cine sin oxígeno
y la tristeza goteando
algo de silencio.
Nos dimos las manos.
Los dedos pararon
en la estación de la caricia,
y subimos montes y colinas
por aquellos cuerpos deseosos
que eran los nuestros.
Nos cargamos los diarios
de sucesos, y resumimos
en una noticia todo
lo que debía ser aquella tarde:
nuestros nombres,
y lo que fuimos.
Nada más.
Lo recuerdo.
Fue hace unos meses.
Descarrilamos del mundo
para amarnos aquella tarde.
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