ESTOY DE FIESTA
Estoy de fiesta
sin demasiado jolgorio
ni confetis.
Y no te equivoques.
El mundo no habla ahora
de esa efímera ebriedad
divertida de otra noche cualquiera
en la discoteca de la esquina.
En esta serenata
bailan también los pájaros,
y grita el mar como clamando
un barco que se atreva a surcarlo.
Las palabras vuelan
como gaviotas de nostalgia,
recuerdo o metáfora
por la memoria en blanco
de un papel.
La lluvia es un aplauso
multitudinario de agua
sobre el escenario de la ciudad,
donde ahora corretean los sueños,
y es feliz la alegría.
Y tengo ganas de celebrar
tus ojos, tu cuerpo,
todo lo que eres
mi amor, y mi vida,
tus ojos, tu cuerpo,
todo lo que eres
mi amor, y mi vida,
como celebran los árboles
a la primavera con sus hojas verdes:
amando tu tierra de besos.
Estoy de fiesta.
Y no te equivoques.
No me consume ahora
la ebriedad o la locura
pasajera de los sábados
por la noche.
Estoy de fiesta,
porque festejo la loca cordura
que es, a veces, estar vivo.
Y otras muchas, amarte.
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