GOBERNAR
Ahora
dicen que existen
los
gobiernos en algún planeta.
Y
otros que quieren también
gobernar
sobre mi sonrisa.
Según
parece, no tengo derecho
a
estar contento.
El
mundo es muy triste,
afirman,
y estamos en crisis
que
no es cambio
sino
estancamiento.
Sin
embargo, sé que me late
el
corazón y cada latido
es
otra fortuna que guardar,
y
otra flor de instantes
que
regar con momentos
que
han de vivir
más
allá de los segundos
que
parecen matarlos.
Podré
andar en sandalias
por
montañas escarpadas.
Tener
fiebre y fingir
estar
bien en la epidermis,
y,
en ocasiones, seguir el dictado
de
los semáforos del miedo,
que
no se ponen nunca en verde
cuando
de atravesar los sueños
se
trata.
Podré
ser parte del sistema,
y
que una prima de riesgo
no
me dé la mano precisamente.
Pero
ante todo,
gobierno
en mis pasos,
mi
sonrisa, y mi amor.
Para
votar el futuro
ya
están las urnas.
Yo
lo tengo todo:
estoy
vivo ahora.
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