MÚSICA PARA EL ALMA

jueves, 11 de octubre de 2012

LA INQUIETUD DE LAS PIEDRAS




LA INQUIETUD DE LAS PIEDRAS

La mezquindad puebla
las esquinas de las bocas
en cada conversación de nadie.
El ego se instala sin multitud.
No hay más mundo
que el encierro en el claustro
de la soledad, a veces.

Y la inquietud ya no es caminar,
sino quedarse como las piedras
a esperara que la corirente
de la vida y el mar
las vaya erosionando hasta el polvo.

Miradas cansadas en el bus
que pierden trenes de luz
en cada pupila sin brillo.
En las calles los pasos
de la rutina se agolpan
como transeúntes en la espera
de un semáforo.

Y parece que el cielo,
entre tanta locura cuerda,
solo puede rozarse con los dedos
desde un rascacielos
sin demasiada noción del infinito.

Algunas veces, sólo puedo preguntarme
dónde ha quedado el movimiento,
y dónde el camino.

Cuando las piedras viven,
y el corazón muere latiendo.

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