NO ERES LA MISMA
No
eres la misma de ayer.
Te
han mudado los ojos
como
la piel de los naranjos
y
el azahar al llegar el otoño.
Te
dices que no eres tú.
Que
corres demasiados riesgos.
Te
asusta la velocidad
incontrolable
a la que pasan
los
sueños. A veces, ni el tiempo
puede
seguirlos.
Hasta
el mar parece algo raro.
No
sientes cómo ladra
dulcemente
igual que antes.
Cada
ola es un nuevo recordatorio
de
la distancia a una ilusión.
Y
vuelves a temer también
las
heridas de antaño.
Todavía
quedan cicatrices
de
la lucha de otros tiemps,
supongo.
Te
sientes extraña.
Y
dices que preferirías
volver
al espejo, maquillarte,
pintarte
aquella sonrisa segura,
en
el rostro, y ser tú.
Aunque
ya, tal vez,
hoy
no te conozcas.
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