NO
SABÍA QUÉ CONTESTAR
No
sabía qué contestar
a
lo que me decían tus ojos.
Sabía
que ardía el deso
en
aquella mirada constelada
donde
brillaba tu sencillez
como
una joya simple,
como
una estrella.
Y
me preguntaba al tiempo
si
me dirías adiós,
incluso
antes de haber empezado.
Tenía
ganas de tus ganas.
Ganas
de tus brazos.
Ganas
de tus besos.
Necesidad
de ti.
precisión
de ti.
Pero
no sabía cómo
responder
a tus ojos.
Tampoco
hizo falta, creo.
En
silencio, tan solos,
sellamos
el sueño en un beso.
Sin
decirnos nada más
que
la ternura.
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