REINA DE MI RECUERDO
Es cierto. No llevas corona.
Nadie te ha bautizado
con laureles y eternidad.
Sin embargo, tú ahora eres
la única que reina en esta soledad.
La lágrima sola de esta nostalgia
que es echarte de menos.
La palabra que toca la tristeza
como si tuviera puertas azules
y sangrantes la melancolía.
La metáfora perfecta
de un instante sin momento
en tu carne todavía.
La que llena estos ojos
de otra luz que el mediodía
no dispara dulcemente
como el brillo de tu pupila.
Y la que fecunda el verso
como si tuviera raíces la estrofa
y fueran todas a parar
a tu primavera de ternura,
mujer y eternidad perecedera.
Y es cierto que no eres
más que tú, otra mujer sin sombrero.
Otra que cruza, a veces,
un sueño sin miedo a pisar
puentes de hojalata o calles
sin asfalto ni esquinas.
No eres nadie, cierto
para todos los nadies
que no atienden a tu belleza.
Sin embargo, en mi recuerdo
siempre reinas, sin coronas.
No te hacen falta,
mientras te encumbre el arte
de escribirte cada día.
Para que reines en mi recuerdo.
Para que te encumbre mi poesía.
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