MÚSICA PARA EL ALMA

martes, 29 de abril de 2014

ENSÉÑAME OTRAS COSAS



ENSÉÑAME OTRAS COSAS

Déjame descansar ahora
de estas diez de la noche
que avanzan hacia las once
de otro ocaso en que morirá
otro día.

Déjame que descansen mis pupilas
de este infarto de miocardio
en pleno corazón de la belleza
que no suspira bien
bajo el asfalto.

Y que se descuelgue el viento
del cielo hasta las alas
de algún sueño o el anhelo
de quererte tener conmigo.

Enséñame otras cosas.
Enséñame como, por ejemplo,
en las pizarras de un colegio
todavía puede caber bien el paraíso,
y los dedos aún pueden columpiarse
en los puentes de ganas
hacia el deseo que me tiende
la desnudez callada de tu cuerpo.

Y los castillos en el aire
no tienen por qué derrumbarse
cuando los sostiene algo más
que una piedra angular
que no se ancla en la tierra
como tu primavera en mis recuerdos.

Enséñame otras cosas.
muéstrame otro camino
hacia la ausencia de dolor
lejos de las aspirinas.

Muéstrame como puedo beberte
sorbo a sorbo los labios,
los miedos y los brazos
para que la embriaguez no sea
tan mala y la resaca solo grite
en el mar cada segundo de corriente.

Enséñame otras cosas.
Ábreme ese mundo
cuyo planeta orbita
en esta única dimensión
en la que parecemos amarnos,
solo tú y yo, sin más distancia
al Sol que mirarnos.

Enséñame otras cosas.
Empecemos la lección de amarnos.

lunes, 28 de abril de 2014

SUBIR HASTA LA CIMA



SUBIR HASTA LA CIMA

La fe mueve montañas,
y tus ganas pueden escalar
montañas más altas de cuyos metros
no siempre saben alpinistas,
rocas ni glaciares.

En todo camino hay lomas,
dificultades, óbices,
latitudes a las que es difícil
acceder, sobre todo
cuando se habla del alma,
y no se anda muy despierto.

Falta el aire en ciertas longitudes.
La soledad enfría la primavera,
el verano tarda en llegar
cuando el día carece de mediodía
claro y soledad.

La pena pesa más que el tiempo,
la gravedad de una tarde
en la que las cuatro parecen
detenerse en las agujas sangrantes,
y cada paso en las calles
se carga como otra baldosa
menos de asfalto hacia el hastío
de cuatro paredes y algunas ausencias.

Pero siempre queda espacio
para soñar un poquito,
y subir hasta ese lugar
en el que todo es posible:
tu desnudez.

Aunque pese el camino,
y solo queden recuerdos
como aves dormidas
que perdieron las alas
en algún vaso de ebriedad.

Aún tienes la vida
para subir hasta la cima
más complicada y hermosa
de todas: tu fe en ti mismo.

SEAMOS HIJOS DEL AIRE

 
 
SEAMOS HIJOS DEL AIRE

No pensemos mucho.
No aguardemos otro momento
para darnos el beso
que esperan nuestros labios.

La ciudad pesa demasiado.
Déjemosla por el momento
en esta alcoba de sueños
en la que se ha convertido
nuestra casa de ganas y silencio
dulcemente estrepitoso.
 
Y la gravedad solo debe acompañar
a la masa de nuestros cuerpos:
quiero que nuestras almas desnudas
jueguen durante un instante al menos
a ser ingrávidas en la lujuria.
 
Seamos nietos de la eternidad
efímera de querernos,
e hijos del aire.
 
No lo pensamos mucho.
Ahora es el momento
de amarnos como amamos.

Seamos hijos del aire.

domingo, 27 de abril de 2014

DESCANSAR DEL MUNDO



DESCANSAR DEL MUNDO

Estoy cansado de la ciudad
y de que solo llueva
odio y desidia en las calles.

Me encantaría que la estela
ígnea de los misiles
solo fuesen alambres
de luz en el cielo.

Y si pudiera también
soñaría con tender puentes
de algodón hacia fronteras
que solo existieran en el aire,
e imaginaría un planeta
en el que solo sonasen
los pianos en los teatros,
y los besos en las mejillas
o los labios.

Pero por todo o casi todo,
y mi condición de no deidad humana,
solo puedo pedir una cosa,
antes de agotar más posibles bienvenidas,
y desgastar más bellezas
de esas que, a veces, 
solo encierran las servilletas.

Si puedes dejarme que nazca
un sueño tras el poema,
solo te pediría una cosa posible:
déjame descansar del mundo
esta noche en tus labios.

ELLA Y EL MAR



ELLA Y EL MAR

El mar ahora está en calma.
La marejada solo es algarabía
y alboroto de la urbe.

Tras ese telón de algodón,
mariposas y eterna primavera
en la que nunca se asoma agosto
o el ampo blanco de diciembre,
siempre el sosiego reina
como el murmullo en las cascadas
y las flores en ese jardín
de maravillas que crea la vida
siempre que se contempla la belleza.

Tal vez, vuelva al momento
en que me dio la vida
de cuando en cuando
como vuelve la botella con mensaje
a la orilla con los años.

Y yo no lo sé.

Salvaje solo es el mundo,
y los huracanes son solo pasto
de ciclones y aguas calientes.

En su mirada, vacía, ausente
y con algún que otro recuerdo
se encierra algún misterio
del que solo sabe su alma.

El mar ahora está en calma.
Y ella me mira, tranquila,
desde algún punto de la memoria.

Con sus pupilas sin tocarme,
aunque parezcan mirarme.

DECIMOSEXTO DISCURSO HUMANO (LIGERO DE EQUIPAJE)



 DECIMOSEXTO DISCURSO HUMANO

LIGERO DE EQUIPAJE

Me dicen que partes hoy, y no llevas demasiado equipaje. Lo justo y necesario para un periplo un tanto peculiar que no precisa de propulsión a queroseno o sueños cargados en la bodega de algún avión. Los árboles esta vez despejarán el bosque y su primavera en vez de envolverlo. Esta vez se trata de un viaje diferente. 

Te llevas el peso ligero o duro, según se mire, de algunos recuerdos e historias pasadas. En la maleta no cargas kilos de calcetines sin demasiada Navidad en el interior ni muchos zapatos. Vas a andar mucho, pero emprenderás otro camino diferentes de cuantos alberga el mundo en su impredecible geografía. 

Te recorrerán la mejilla algunas lágrimas de cuando en cuando. Murmurarán ríos de nostalgias a tu paso por cada momento. Tengo también la certeza de que tendrás miedo de lanzarte en paracaídas hacia alguno de esos anhelos que portas sobre tus hombros ya algo desgastados. El mar, sin duda, te impondrá bastante. Tendrás miedo de cruzarlo con tus zapatillas de ganas como única herramienta posible. 

Al cabo del tiempo, cuando ya parezca que vayas llegando, el horizonte parecerá quizás más lejano y te costará con los años cargar con las alas de tus ansias. Creerás que el hilo de esa frágil cometa de tus delirios está a punto de romperse casi siempre. Sin embargo, luego pensarás que las utopías, al fin y al cabo, son las que contribuyen aunque avancemos en algo cuando nos empeñamos en perseguirlas. 

Y proseguirás el viaje que ahora emprendes. Hacia tus sueños. Bastante ligero de equipaje. Con las ganas en los bolsillos y la mirada puesta en ese hermoso lugar de recreo al que te gustaría ir: tu soledad a solas con tu alma desnuda.

RECUERDO CÓMO ERAS



RECUERDO CÓMO ERAS

Recuerdo cómo eras aquella mañana
algo gris de otoño
que todavía tal vez
no ha arrancado calendarios.

Te corrían estrellas por los ojos
que no conocían los horizontes
añiles del firmamento.

Se descolgaban de tus pupilas
como alambres blanquecinos
y tiernos ciertos disparos
dulces de luz que solo percibían
tu mirada y la mía
matándose a caricias silentes.

Y eras el mar en calma,
y la corriente de las ganas
de aquellos instantes
en los que solo llovían besos.

Recuerdo cómo eras aquella mañana.
Yo no echaba de menos
la patria, el hogar o mi casa
gobernada por las flores.

Ahí estaban tus brazos
para darme esa ciudad
de belleza que faltaba
en los edificios y el asfalto.

En tu cuerpo desnudo se anclaba
mi ansia dulce de quererte
conmigo hasta el alma,
y hasta el final del tiempo:
esa breve eternidad que nos daban
los besos que aún, a veces,
creo que no ha llegado.

Y eras, y tal vez, eres
el infarto de poesía
de los labios, y un beso
de ganas que todavía
me acaricia la memoria.

Recuerdo cómo eras aquella mañana.
Y como sigues siendo ahora
en manos de la nostalgia:
la mujer que quiero.


viernes, 25 de abril de 2014

DECIMOQUINTO DISCURSO HUMANO (LIMPIEZA CASI GENERAL)



DECIMOQUINTO DISCURSO HUMANO
(LIMPIEZA CASI GENERAL)

Ya declina una tarde de sábado. Parece que he concluido la ardua tarea de limpiar y poner en orden la casa. Las puertas brillan como estrellas efímeras en el angosto universo de las cuatro paredes de mi estudio. El polvo no transita la estancia como lo hizo hasta el viernes por los alféizares de las ventanas y cualquier rincón. La escoba ha hecho bien su trabajo. En los armarios ya cuelgan las prendas bien planchadas como las nubes que parecen pender de alguna cuerda invisible desde el firmamento. El suelo desprende un cierto fulgor de pulcritud que regala a mis ojos la bella estampa (imaginaria tal vez) de un campo en el que no dejan de nacer flores impregnadas incluso de invierno. Todo parece en orden y concierto.


Todo parece. Eso he dicho. Todo parece. No sé por qué, en este preciso instante, siento que me he dejado algo en el tintero. No se me ha olvidado darle brillo a las ventanas. Por ellas ahora se asoma un sol radiante que dispara su mediodía en mi balcón. He pasado la aspiradora. He hecho bien la colada y las prendas ya se están secando en el tendedero. Sin embargo, parece que hay algo que, por lo pronto, no alcanzan a limpiar todos mis utensilios de limpieza y mis electrodomésticos.


La soledad se ha empeñado en sentarse hoy en el sofá sin que la espere ni la invite. Ha venido acompañada de la mano de la tristeza y aguardan ahora a que les dé un poco de conversación, las conmine a pasear por los lúcidos, aunque a veces, sombríos pasillos de mi consciencia. Cabe decir que, a veces, la ignorancia supongo que puede considerar como ese licor brevemente aletargador que nos aleja de la pena de ser muchas veces demasiado conscientes. Insisten mucho. Me reclaman que tenga también el cuarto de mis ausencias y despedidas con las ganas tan sucias y la esperanza tan descuidada. No me sirven tampoco muchos detergentes para sacar esas manchas de mi desnudez con nombre de alma. A veces, pienso que necesito llorar mucho para aliviar y descargar el peso ingrávido de estos yunques oxidados de nostalgia y melancolía que empañan mi alma ahora, como la niebla que envuelve ahora los prados durante esta mañana algo gris. Sería incluso mejor si pudiera embadurnar todas estas con un poco de ese perfume de maravilla que acarrean tus besos. Pero eso, a lo mejor, tendrá que esperar a otro día.


La escoba ha hecho bien su trabajo. Solo en apariencia. Aún quedan otras tareas de limpieza por hacer, que no resolverán ni electrodomésticos ni productos especiales. Lloraré un poco. Dejaré que me acompañé un rato la soledad aunque no la haya conminado a pasear conmigo esta tarde. Y aclararé un poquito más mi consciencia. Quiero que llegue abril bastante mejor a mis caminos. 

jueves, 24 de abril de 2014

2 HAIKÚS MÁS



I

Soy ciudadano
de una calle distinta:
la de tus manos.

II

Hacia mi desnudez,
y hacia el amor
que los dos queremos.


CUANDO LLEGUES

 
 
CUANDO LLEGUES

Se desvestirá otra noche,
pero no vendrá como de costumbre.

Se desnudará con las estrellas
más brillantes que nunca.
Me dará el cielo raso
sin vacío como otras veces.

Las oficinas rebosarán primavera.
Tras las ventanas se asomarán
cabellos de flores en los funcionarios,
y tardes sin ocasos tempranos
en las pupilas de los viandantes
hastiados de sus rutinas.

La guerrá sonará de otra forma.
El fragor vendrá del alma,
y solo se dispararán en el mundo
besos en los labios
cargados de ganas de amar
para el alma.
 
Habrá autopistas al paraíso
con los puentes de la caricia
tendidos hacia los cuerpos desnudos.
 
Los abrazos gobernarán
ante la sevicia y la maldad.
 
Y en esta calle se escribirá
otra historia distinta a la que dejan
exhaustos mis pasos sin mimo,
sin ritmo y sin la estela
del mar desde tus ojos.
 
Cuando llegues,
se desvestirá otro día,
otra tarde y otra noche.
 
Y no morirá más otro ocaso,
mas nacerá desvestida otra noche
distinta en la que miraré la luna,
y se descolgará de las estrellas
el brillo de alambre de tu mirada.
 
Cuando llegues.

miércoles, 23 de abril de 2014

COMO EL MUNDO



COMO EL MUNDO


Tus ojos ahora
son el mundo que callan
estas calles, la imagen
sin palabras ni corriente del mar
cuando a solas te miro
sin que ellos lo sepan.


La ausencia me dispara
otra bala agridulce y tierna de tristeza,
y mientras te contemplo
a tientas y apenas
tú no sabes nada
de lo que hago
con tus pupilas desde este balcón
de versos en el que me asomo
a las tuyas claras y amables.

El corazón únicamente me late,
me golpea a pulsos el pecho
sin que se me clave algo de eternidad
desde tu memoria.

Y solo pienso lo que me gustaría
que tu mirada no la conjugase
solo un verbo y esta melancolía
llana y sin mucho acento de una poesía
a la que le falta la rima inalcanzable
de tu tacto, y el mundo
que callan ahora estas calles
mientras miro tus ojos,
desde el alminar de algún sueño,
sin que ellos lo sepan.

VEN CON TODO



VEN CON TODO

Ven con miedo, con pasión,
con tu tristeza, a veces.

Con la primavera.
Con tu boca y sus ansias
de besos que la sellen
dulcemente.

Con tus caricias como puentes
hacia otras calles sin tantas lluvias
grises ni vómitos de tiempo
y agujas sangrantes.


Con tus sombras, y tus luces.
Con tus manos y tu desnudez
en cuyo escenario de tiernas colinas,
hirsutas llanuras en las que la muerte
o la melancolía son solo palabras
llanas o con hiato sin más,
y belleza reposan mis ganas

Ven con tu llanto,
tu alegría, tus ojos claros
aunque el día los torne
de otros colores,
y con lo que quieras
por si algún día quieres maquillar
algo tu ya hermoso rostro.

Ven con muchas cosas,
pero ante todo,
ven con todo.

Ven siempre contigo
hasta mis brazos.

martes, 22 de abril de 2014

AHORA VIENE EL MAR



AHORA VIENE EL MAR

Ahora viene el mar
de una forma un tanto extraña
e irrepetible.

Hay una ola que se forma lejos,
y las orillas aún no contemplan.

La guardan unos cajones
repletos de mundo
en sus fondos.

La sostiene una corriente
de la que el océano no sabe mucho.
Se esconde ahora también
bajo un último café de la tarde,
y yo procuro auscultarla
mientras me das permiso
para que explore un poco
cada palmo de eso que callas
tan dulcemente sin que tus ojos
dejen de decirme cosas
y sustantivos que solo escribe
la belleza en nuestros rostros.

El mar viene hoy más claro
que nunca también,
y no se torna gris
cuando llueve y se abren
las puertas de una tormenta
sobre el horizonte bramante.

El mar viene ahora
de una forma un tanto extraña,
e irrepetible, mientras te pido
dejarme ver el fondo de tus pupilas.

Y sin decírtelo mucho,
me miras.

Y viene el mar como nunca,
irrepetiblemente con tus ojos.


lunes, 21 de abril de 2014

APENAS UNA MIRADA



APENAS UNA MIRADA

Se abre el telón
de los sueños,
tras un beso tierno.

Tu boca alberga imposibles,
y en la voz que ahora callas
se encierra una fantasía
que no sabe de Dickens,
fantasías ni elucubraciones.
y tu cuerpo esconde
otras latitudes en este ecuador
de ganas cálidas que supone
quererte tener conmigo.

El tiempo deja de tener
horas en este tiempo
del que se adueña
tu efímera eternidad
de mujer desnuda,
y con sombrero de belleza.

Y la longitud del mundo
se ciñe ahora a la silueta
hermosa que recatas
bajo el vestido.

Quiero desvestir el paraíso,
y creo que puedo empezar
por tu alma.

Y es cierto. Apenas una mirada
basta para saber
que tú también quieres
que comience la función
hermosa de amarnos.

DECIMOCUARTO DISCURSO HUMANO (HABLAR CON LA BELLEZA)



DECIMOCUARTO DISCURSO HUMANO
(HABLAR CON LA BELLEZA)

Siempre se ha hablado de ella. Diferentes civilizaciones la han abordado de muy variopintas y diversas formas. Hay quienes la admiraban desde una silueta rechoncha y regordeta, porque también ello se consideraba sinónimo de prosperidad y fecundidad. Hay otros que la concebían y la conciben desde lo más hondo del alma sin que tenga, por necesidad, que reflejarse en un espejo frente al cual ha de maquillarse todo atisbo de triste o inevitables arrugas. Y hay quienes, en la actualidad, deben buscarla algo lejos de tantas imágenes invasivas y distorsionantes de la realidad.

Se debe decir también que, hoy en día, existen muchos oficios que consagran su tiempo al estudio y supuesta también creación de la belleza. Los esteticistas maquillan rostros, agrandan labios, embellecen la visión casi de espejismo de muchas divinidades sin Olimpo con el objeto de embelesar viandantes al paso. Luego están los diseñadores de moda, expertos en ocultar vergüenzas y partes pudendas, porque hay que cuidarse de la tierna violencia con que pueden atraerse dos cuerpos. Y así otros muchos oficios encargados de descubrirnos una cierta belleza. Yo, sin embargo, me pregunto a menudo: ¿donde está la belleza?

No la percibo muchas veces en la ciudad. Entonces, salgo al bosque a cruzar amapolas y tender primaveras ocultas a mi paso. Escucho cómo le susurra algo el río a los árboles en un lenguaje que no entienden ni botánicos, ni biólogos, solo la poesía y quien aguarda escucharla con los ojos del corazón y el alma. Creo en el canto de sirenas buenas que no ahogan marineros. Percibo también un sauce llora sin lágrimas. Y por las mejillas me discurre ahora un riachuelo de emociones que torno en algo con versos y estrofas. En ese momento, entiendo mejor lo que quería expresar Bécquer cuando decía que "aunque no haya poetas, siempre habrá poesía". La belleza, a veces, hay que buscarla en otras calles lejanas a esta ciudad con demasiado colorete. En los pianos cuyos acordes no siempre podemos oír en escenarios pomposos. En siluetas distintas a las de magras bellezas. En la poesía que solo nos recita el alma y que nos ayuda a dialogar de veras con la belleza.

AÚN QUEDAN ÁNGELES BUENOS




AÚN QUEDAN ÁNGELES BUENOS

Vuelan demasiados adioses
de pólvora y odio en el mundo.

El cielo en muchas partes
se cubre de un telón granate
que no ofrece tras la cortina
precisamente la obra de teatro
de Alicia en el país de las Maravillas.

En este mar de desidia,
incomprensión y avaricia
hay demasiadas olas y tsunamis
de bombas, granadas no como frutas,
y disparos de ausencia y miedo
que no siempre vienen con la bala
cargada en el corazón.

Acaba de pasar una mujer
sin sombrero y sin sonrisa
en esta mañana soleada de abril.

Y me percato de que ha llovido
tristeza en algunos balcones,
aunque no se haya sabido nada
en la previsión del tiempo de hoy.

El agua no espera corriente
en el río, a veces.

Y la esperanza se hastía
de columpiarse en la desgana
cotidiana de los autobuses
en cuyos rostros se descuelga
solo otras ocho horas menos
de oficina y de vida.

Pese a todo, pese que vuelan
malos tiempo sobre el horizonte.

Y no siempre cuando miro al cielo
veo gaviotas blancas corriendo
hacia la lluvia o la primavera,
creo o necesito creer
que aún quedan ángeles buenos
y poesía por declamar
aguardando poetas en las ganas
de más belleza mundana.

Aún quedan ángeles buenos.

domingo, 20 de abril de 2014

MEJOR EN LAS DISTANCIAS CORTAS



MEJOR EN LAS DISTANCIAS CORTAS

Me encantan los sueños.
Marcharme a otra parte.
Distanciarme de esta fiebre
sin huella en los termómetros
de consumo y falsa felicidad.

Habitar pentagramas
de acordes diferentes
a voces de silencio
que solo disparan obediencia,
gravedad en verbos cansados,
y resignación a la rutina.

Y alejarme hacia el poema,
a veces, en ese otro país
al que algunos llaman verso,
y al que yo pongo tu nombre
ahora mismo.

La diferencia es que cuando
las estrofas se componen
de tus ojos, tus miedos,
tus bemoles, tu deseo,
tu tacto y todo lo que quiero
que ahora seas conmigo,
no me gusta estar tan lejos.

Entonces, quiero que detengas
tu carrera hacia el recuerdo
que luego se tornará olvido.
Estés en este instante contigo.
Sangremos ternura.
Y vivamos la eternidad
sin segundos que ya pasaron.

Prefiero que me toques
el alma, pero desde tus labios
y tu cuerpo a ser posible.

Se me dan mejor, ya sabes,
las distancias cortas.

VIAJE DE QUERERTE



VIAJE DE QUERERTE

No puedo dejar de pensarte.
No dejas de habitar la memoria
como la pregunta que siempre me hago
sobre en qué lado del mundo estarás
si no estás entre mis manos.

En los hemisferios de mis ganas.
En el ecuador de mi necesidad
imperiosa de tenerte al lado
de estas mariposas sin temblor
en que se han convertido mis almohadas.

No puedo olvidar nunca
que nunca puedo olvidarte.

Y creo que en este viaje
de quererte no hay retorno posible:
el corazón me sigue pidiendo
que te toque los latidos,
y los ojos que siga surcando
la claridad de tus ojos
de transparentes y silenciosos
verbos de ternura.

Llegué a tu alma,
y ya no puedo regresar
a la tierra que me aguarda,
porque tal vez eres ya
todo el mundo en el que quiero estar.

En ese viaje de dulces locos
al que llaman amarse.


OTRA MAÑANA CASI NORMAL



OTRA MAÑANA CASI NORMAL

Ahora me despierto,
quizá con tus ojos
en los bolsillos
o en la mirada.

Porque pese a que el Sol
dispara dulcemente sus rayos
en mi balcón, como de costumbre,
veo otras cosas distintas.

No lo sé a ciencia cierta.

Una pareja de manos
parece querer juntar el cielo
entre los dedos normalmente.

Otro niño regala una sonrisa
inocente a sus padres,
como vendría a ser normal.

Es domingo, y el mundo
descansa un poco
como de costumbre.

Es abril, y la primavera
asoma sus raíces en la ciudad
tímidamente, como si las amapolas
todavía se resistieran a desnudar
sus pétalos y pensaran
que todo lo que vuela
ha de caer también al suelo.

Hay tardes en este puerto
de estaciones, miedos,
y horas con agujas mías,
que se anclan a las nueve
de la tarde en el ocaso
desde mi ventana, normalmente.

Y con todo eso que digo,
a veces pienso, me pregunto
si alguna vez logré que cupiera
la eternidad en mis dos manos,
el tamaño inmenso de un deseo
entre mis dedos surcando tus horizontes,
y el mundo en nuestra desnudez.

Si todavía es posible 
que un simple cajón
albergue todas estas ganas
sobre servilletas y poemas
que tal vez nunca llegué a decirte.

Y si también podría sonar
los acordes de ese piano,
celestial e inolvidable,
que afinaba "Miss America",
ahora ya bajo la custodia
de Dios en alguna parte
del paraíso en esta sala
tan pequeña y sola sin ti.

Puede ser que ocurra
algo diferente, después de todo
lo normal que acontece
en los aledaños de mi casa.

Porque no sé muchas cosas,
pero sé que amar la vida
es algo maravilloso.

Y ahora mismo a ti,
en otra mañana casi normal,
te amo de otra forma,
de otra forma inconfesable.

Amarte es extraordinario
en otra mañana casi normal.




sábado, 19 de abril de 2014

PUEDE QUE AÚN NO LO SEPAS



PUEDE QUE AÚN NO LO SEPAS

Te estoy mirando.
Te estoy tocando.
Te estoy sintiendo.
Te estoy llorando.
Te estoy necesitando
con urgencia aunque no avisen
las sirenas de las ambulancias
de las urgencias 
de otro tipo del corazón.

Te estoy pensando.
Te estoy echando de menos.
Te estoy esculpiendo
nostalgia a nostalgia
en cada uno de estos poemas.

Te estoy dando el mar,
aunque solo me devuelvas
ahora tu fantasía de nubes
bajas que no llegan a correr
en mis cielos de tinta.

Te estoy sintiendo.
Te estoy deseando.
Te estoy necesitando
con urgencia y en calma
con esta soledad.

Y puede que aún no lo sepas,
porque esto solo te lo han dicho
sin los labios mis palabras,
y en los ojos ese verbo
trémulo que calla lo que dice
el corazón mientras me miras:
lo que aún no sabes,
pero por lo que los dos
ahora somos este poema.

TODO CAE MENOS TÚ



TODO CAE MENOS TÚ

Todo cae. Todo se desploma.
Todo de derrumba.

Los edificios también,
pero la estancia inhóspita
de tu soledad que quiero habitar
sigue presente desde lejos.

La tarde cae y se acuesta
cansada en otro ocaso.

La sangre también se derrama
y se degrada en las venas.

La luz de una farola se apaga,
y tus pupilas ahí siguen
quemándome dulcemente el iris.

El tiempo pasa, y caen
las agujas también en este mediodía
en el que las nubes grises
me impiden solo un poquito
observar gaviotas azules
de infinito en el cielo.

La primavera de desploma
tiernamente en septiembre
en los brazos marrones del otoño.

Y también la vida se cae,
se derrumba, y se entierra
al cabo de nuestros años.

Sin embargo, tú no caes.
Tú no te desplomas de mis ojos,
mientras construyo tu silueta,
tus manos, tus miedos y tus ganas
en una de esas noches de alambre,
y esos castillos de aire
que encantado escalo,
mientras pienso que eres
posible en esta dulce utopía
de querer, aunque ausente, conmigo.

Eres indomable, infatigable,
imperecedera en mi recuerda.

Y todo cae, menos tú.

Y no caes, no caes
nunca en el olvido.




viernes, 18 de abril de 2014

SÉ QUE LA CIUDAD




Sé que la ciudad
no va a acordarse
de estos pasos míos,
cuando suceda este minuto,
y termine esta esquina.

Pero me basta con que me guardes
un hueco inmortal en tu recuerdo.

No necesito nada más.
Necesito que me necesites
en tu mundo.

Que me hagas pequeño
en tu inmensidad, y eterno
en alguno de tus recuerdos.

Y que en tus labios habiten
las ganas siempre de mi boca,
aunque se apague otra tarde,
y no pueda surcar la claridad
azabache de tus ojos,
y la desnudez de tu cuerpo
con los dedos y la mirada
como únicos testigos
de nuestras soledades compartidas.

Y, mientras tanto,
mientras me sigues mirando,
sé que la ciudad
no va a acordarse
de estos pasos míos
en cuanto gire a la derecha
de esta esquina, del tiempo,
y del olvido, pero me bastará
con que me recuerdes un poco
para que me halles inmortal
e inmenso, en tu memoria.

NADA NOS ESPERA

NADA NOS ESPERA

Después el tiempo.
Después de mí.
Después de ti.

Cuando la ciudad se apague,
y el cielo se quede vacío
en mis ojos tristes.

Después de las horas
con agujas punzantes
en la sangre.

Después de mí.
Después de ti.
Después de nosotros.

Nada nos espera
al otro lado
de esta puerta de besos,
salvo que quieras
quererme en esta efímera
eternidad de amarnos.

Nada nos espera.

jueves, 17 de abril de 2014

POR SI ME QUIERES



POR SI ME QUIERES

Por si lloras.
Por si me necesitas.

Por si te sientes sola.
Por si el mundo
te parece demasiado grande,
y de gran cosa no sirven
las falsas paredes dobles
de unos cuantos versos.

Por si el cielo se te ha gastado
con tanto humo y ciudades vacías
por las que nunca has transitado.

Por si besas solo la soledad.
Por si me declaras con urgencia
tus ganas de estar con alguien.

Por si me dices lo que callas
entre bambalinas y máscaras.

Por si llueve aunque solo moje
desnuda la luz de un claro mediodía.

Por si hace mucho frío,
aunque sea verano.

Por si abres la puerta,
la ventana o tu cuarto,
y el espejo te sigue devolviendo
tu mismo rostro triste.

Por si se te desploma otra tarde,
aunque no se caiga aún el ocaso,
y te sangre la melancolía
o la nostalgia dulcemente
en tus lágrimas por las mejillas.

Por si me necesitas.
Por si me quieres.

Por si todavía recuerdas
que todavía te recuerdo,
y que mis labios no se han ido,
pese a tu adiós de tu boca.

Por si mi amas aún.

Aquí estoy
para que me necesites.

Aquí estoy
para cuando me ames.

Por si me quieres todavía.

LO QUE DEJAMOS



LO QUE DEJAMOS

Lo que dejé, lo que dejaste.
Lo que dejamos fue el mundo atrás,
y unos besos atascados dulcemente
en la puerta de alguna memoria.

Los ojos vacíos de calles,
y llenos de ciudades inhóspitas
por la que solo pasaban
nuestros dedos, nuestros días
y nuestras noches habitándonos
tiernamente la mirada.

No sé si te acuerdas.

Lo que dejé, lo que dejaste.
Lo que dejamos atrás
fue otro tiempo diferente.

Otras horas sin agujas sangrantes
de una efímera eternidad
que a algunos nunca les llega,
porque no pueden detenerse
en tus labios como lo hago yo
ahora mientras te bebo a sorbos,
y te toco la desnudez distante
con otro poema más,
que no sé si leerás.

Todo eso ocurre
mientras estos versos
buscan el mar sin timón
ni rumbo, ni barcos de sombra
o tarde que los lleven 
por ese Cabo de Hornos
en que se han convertido
las peligrosas y amables
ganas de quererte.

Y en ello me va casi la vida:
en pensar muchas cosas también.

En pensar en cuántas maneras
habría de hacer música
en tu voz atiplada y suave,
si pudieran tocarla mis suspiros,
y hacia tu cuello se tendiesen
puentes de madrugada y sueño
fáciles de cruzar.

Así escribo tonterías como esta
que tanto te gustaban,
mientras atrás dejé, dejaste,
dejamos las manos de nubes
de este cuento nuestro de amarnos
en cuya fábula supimos volar.

Pero caímos algún día.
No sé cómo, y dejé,
dejaste, dejamos atrás
un beso atascado todavía
en el calor de la puerta
de alguna memoria.

Eso fue lo que dejé, lo que dejaste,
lo que dejamos.

miércoles, 16 de abril de 2014

DEBO SOÑAR



DEBO SOÑAR

Debo soñar. Salir afuera,
a veces de mí mismo.
A veces, hacia mí mismo.

Descubrir otros lugares
sin mapas.

Silencios sin conciertos
en el alma desconocida.

Contemplar los días
cuya claridad no siempre
se acurruca en mis pupilas,
ni atraca en mis tardes tristes.

Anclar mis ganas 
a la esperanza como un barco
al muelle de uno
de sus tantos destinos.

Y olvidarme del mundo
sin dejar de ser parte
de esta ciudad de chimeneas
grises y solas, y a veces fantásticas.

Debo soñar. Salir afuera
a veces de mí mismo.
Otras hacia mí mismo.

Para que no me quede la vida
ahí afuera, en el balcón
de mi existencia errante.

Sin soñar.

martes, 15 de abril de 2014

2 HAIKÚS MÁS

 
I

Nada es todo,
pero el mundo
son tus ojos claros.

II

Cuando te miro,
se abre la eternidad,
casi breve en la mirada.