TODO ESO ES AMAR
Amar es estar sin ataduras,
y partir sin mochilas
de remordimientos o tristeza,
cuando se acaba la luz,
como se apaga una farola
al asomarse al horizonte el día.
Amar es volar de la mano,
y dejar volar si toca
viajar separados por el mundo.
Sin más, estar sin ataduras,
partir sin mochilas de rencor
y brillar sin eclipsar la estrella
que tengamos al lado.
Todo eso es amar.
COSAS VARIAS DEL AMOR
Imagino que también lo sientes,
pero quiero decirte lo que me sucede
cuando me sucedes en pleno corazón
de mi alma.
En un día triste, me basta
con imaginar que te estoy mirando
para que amanezca.
Y en eso tus ojos me tienden
unos puentes de agua
con los que atravieso tranquilo
el mar amargo de mis lágrimas,
y cruzo mi soledad temerosa
hacia tus besos de amapola.
Tú me das todas esas cosas
varias que tiene el amor:
una estrella polar en las sombras,
y un abrazo en mi soledad de hombre
pequeño y mundano,
y una línea tímida en la historia
de los latidos de tu corazón.
Donde escribimos, tal vez,
la eternidad breve de querernos.
ALGUNAS RAZONES
A veces, te preguntas
por qué te quiero sin más.
He aquí algunas razones:
te quiero porque sabes mirarme
más allá de lo que todos solo ven.
Donde unos ven ojos marinos,
tú ves tristezas y alegrías.
Melancolía y nostalgia.
Luces y sombras.
En definitiva, mi ser humano.
Y te quiero porque me escuchas
los latidos del alma
como tu propia armonía,
aunque en nuestras músicas
no siempre coincidan los acordes.
Te quiero sin más,
porque me quieres sin más.
Porque te basta conmigo para sumar.
Te basta con abrazarme
para que ambos nos encendamos
y seamos luceros de nuestras soledades
y sombras cuando estamos tristes.
Y hogueras de nuestros buenos momentos
cuando somos felices.
Te quiero sin más
porque me quieres también sin más,
como el algo más de tu vida.
Te quiero, sin más.
INTELIGENCIA ASINTOMÁTICA
Ahora me asombro.
No he pagado ninguna entrada,
y sin embargo parezco asistir
a un eterno espectáculo de circo.
Una función de ovejas obedientes
que hablan de cacunas.
Un teatro siniestro de corderos
que pretenden que otros no tan corderos
vayan también al matadero
al que solo se invita a los serviles.
Una película que no me gusta.
Una distopía que ya transciende
el umbral de las pantallas
para volverse pasto de los balcones
sombríos de la inconsciencia.
Un mal sueño estoy viviendo:
eso me digo, a veces,
con la esperanza de pellizcarme
y despertar en otro lugar.
Pero todo lo que ocurre es cierto.
Y esas ovejas y corderos
son humanos a los que creí
amigos de palabra, verbo y acción.
¿Dónde quedó la rebeldía
de los pájaros que se niegan
a ser enjaulados tras las oficinas?
¿Dónde quedó la libertad?
¿Y dónde la inteligencia
en esta sociedad de inteligentes
asintomáticos por doquier?
Un virus, una dosis de miedo
y ahora las cacunas han bastado
para robar muchos el alma.
Y solo puedo preguntarme,
apesadumbrado y triste,
ante esta distopía tan real
como los latidos del alma
que no me han escamoteado.
¿Dónde quedó ya el sentido común
en este mal sueño lleno
de inteligentes asintomáticos?
DE VUELTA AL DESCANSO
Tal vez aún no lo sepas.
Y también pueda resultar
algo imposible habitar un silencio
como lo hacen estas palabras
que te piensan como mi melancolía.
Tal vez, aún no lo sepas.
Pero estos poemas me llevan ahora
de vuelta al descanso
de tus brazos, sin que me toques.
Ya nos hemos cruzado el alma.
Y en un mar de recuerdos
atravesamos este presente.
No nos hace falta casi tampoco
ni encendernos con los ojos
al mirarnos.
Porque ya somos al amarnos.
Y tal vez, aún no lo sepas.
Pero este poema me lleva ahora,
tras la angustia de la jornada simple,
de vuelta al descanso
que me dan tus brazos.
EFÍMERA ETERNIDAD
Así como las cosas se deterioran,
y los trenes se van de la estación,
y las personas se marchan
de nuestras estancias de existir
cuando ya les toca irse.
Así como todo eso sucede
para no volver a ser.
Así también soy consciente
de que nos iremos nosotros algún día.
Sin embargo, puede decirte
que nuestros recuerdos
no se han disipado,
y tampoco se han roto nuestros abrazos
en un abismo de olvido.
Tal vez, porque amarse
sea esa efímera eternidad
de quienes se quieren con el alma,
después del cuerpo.
Como nosotros en nuestra
efímera eternidad de besos,
que nunca quiebran
en la efímera eternidad de amarnos.
SIN CORRER
No corramos. No hay prisa.
Sé que nuestro amor crece
al ritmo de las flores en primavera
y al compás de los besos lentos
en cada abrazo paulatino
de la madrugada en la tibieza
sutil de tus manos curtidas.
No corramos. No hace falta.
Nuestro amor es una suerte
de ternura y arrumacos que se cuece
a fuego lento en un calor de susurros,
conversaciones de amapola
y vientos de suspiros.
Lo empuja suavemente nuestro silencio,
cuando solo gritan nuestras miradas
y habla nuestro tacto de querernos,
a veces solo rozándonos el corazón.
Y lo más importante.
No tiene prisa, así que amémonos
sin correr.
Nos queda toda la vida
para acariciarnos el alma.
DESCANSEMOS
Soy consciente de muchas cosas.
Entre otras cosas, sé a ciencia cierta
que mis brazos no son suficientemente
grandes para abarcar tus abrazos
de un mar inmenso de internos.
Pero ahora te los ofrezco.
Te los brindo como una recompensa
al cansancio de la jornada rutinaria.
Quiero que ahora vengas conmigo,
aunque solo sea desde estas letras,
a salirnos un rato del mundo
e invitar a las estrellas
a que se enciendan al fin
en nuestras miradas para que amanezca
el cariño aunque caiga ya la tarde.
¿Te apetece que descansemos
de la ciudad y sus agobios?
Yo no sé si lo lograré,
pero al menos te invito
a que reposes un rato en mis brazos
del mundo y tus cansancios cotidianos.
Descansemos, pues,
si quieres conmigo.
