MÚSICA PARA EL ALMA

viernes, 24 de febrero de 2023

EL PASEO NO TAN TRIUNFAL




 El paseo no tan triunfal de Ángel Víctor

    Esta mañana amanecía la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria con una ligera llovizna y el característico petricor que suele dejar a su paso cuando remoja de naturaleza las aceras. Hoy, día en que se celebraban las Jornadas de Derecho e Investigación —que se prolongarán hasta el día de mañana con diferentes ponencias y mesas de debate—, parecía que el cielo auguraba a tientas lo que estaba por pasar en dichas Jornadas en cuanto el ínclito presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, atravesara las puertas de acceso del lujoso Hotel Santa Catalina (recinto escogido para el evento) para dar su discurso con otras tres personalidades del ámbito del derecho y la atención sanitaria, entre las que hubo que contar la inestimable presencia del consejero de Sanidad, Blas Trujillo.


    Y lo cierto es que no resultaron nada triunfales ni el paseo ni el baño de multitudes que quiso darse este señor de buen porte y corazón ennegrecido. Muy al contrario, tal y como le ocurrió a su compañera Darias en el barrio de la Isleta, la plataforma ciudadana de Canarias Despierta y Unida (CDyU) y, más en concreto su cabeza visible y abogada Cristina Armas, volvieron a aguarle la fiesta junto con otro puñado de compañeros. Nada más llegar, fue abordado por la letrada, quien consiguió entregarle el tríptico y el nuevo pin de dicha plataforma ciudadana, no sin antes aprovechar el momento para asaetearlo con una serie de preguntas cuya rotundidad hicieron que su rostro se tornara una suerte de compunción y asombro. Queda claro que la inesperada visita del colectivo le pilló con el pie totalmente cambiado.


    Después de este momento, y en compañía de las tres personalidades antes mencionadas, se dio paso a las pequeñas charlas de introducción de cada una de estas tres personalidades hasta que le llegó el turno a nuestro ínclito presidente, quien, en un alarde de cinismo e hipocresía, demostró su dechado de virtudes satánicas realizando una serie de afirmaciones con las que solo pretendía blanquear la macabra gestión del gobierno al frente de la plandemia de COVID-19. Cabe reseñar que su cara delataba un cierto nerviosismo que, tal vez, pudiera deberse al imprevisto arranque de ceremonias con que fue recibido, aunque lo mejor estaba todavía por llegar. No iba a ganar para sustos nuestro excelentísimo (por decir algo) mandatario regional.


    Tras veinte minutos de charlas de introducción y discurso del presimiente canario, este se dirigió a uno de los patios traseros del primer piso del Hotel Santa Catalina, donde la abogada Cristina Armas trató de abordarlo de nuevo y preguntarle, entre otras cosas, cuándo iba a pedir perdón a los no inoculados con el veneno del medicamento experimental por las declaraciones que hizo hace dos años, en que tachaba a estos ciudadanos de “irresponsables”, lo cual supondría un claro delito de odio si no viviésemos en una distopía orwelliana de carácter totalitario. Y poco más se puede relatar. Ya los componentes que había allí de la plataforma ciudadana no pudieron hacer mucho más, dado que la seguridad del complejo se apresuró en llamar a la Policía Nacional para que procediera a “poner orden” y pedir los carnés de identidad a los compañeros involucrados. Poco importa, porque podemos tener la certeza absoluta de que el paseo que se dio Ángel Víctor Torres por el hotel Santa Catalina fue de todo menos triunfal. Gracias nuevamente por dar voz a quienes no se atreven o no pueden hacerlo, CDyU.

jueves, 23 de febrero de 2023

LLUEVE MEJOR QUE NUNCA




 LLUEVE MEJOR QUE NUNCA


Hoy llueve mejor que nunca.

El petricor esta tarde no proviene

de una tormenta que no descansa,

desbocada cual noche de melancolía.


Hoy llueve mejor que nunca,

porque nuestros besos

son un río de ternura

que se desborda en el océano

de piel de nuestros abrazos,

y cuya corriente se desata

en nuestros vaivenes de deseo.


Hoy llueve mejor que nunca.


En la dulce tempestad de amarnos, 

hoy llueve mejor que nunca.

domingo, 19 de febrero de 2023

ÉRASE UNA VEZ UN AUTÓNOMO (PEDRO)

 



ÉRASE UNA VEZ UN AUTÓNOMO (PEDRO)

 

15 de febrero de 2023. Un día cualquiera

               

Aún no ha llegado a amanecer una mañana de invierno fría de febrero en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. La luna llena se resiste a despedirse en lontananza mientras riela sobre el mar. Y el cansancio todavía asoma con firmeza en los ojos de Pedro, quien debe levantarse muy pronto como cada mañana (sobre las 4 de la mañana) con el objeto de dirigirse a su panadería y preparar todo lo que va a venderse durante el día. Solo él sabe bien lo que conlleva tener todo listo y apetecible en el mostrador para que sus clientes sigan siendo leales a su tienda ante la feroz y desigual competencia de las grandes superficies, otro obstáculo más en su ya de por sí complicada vida de autónomo.

A las cinco de la mañana, tras despedirse de su mujer y su hijo de cinco años, Guayre, con un beso en la frente, ya se encuentra camino de su negocio, al que tarda en llegar apenas diez minutos. Abre a las 09:30 de la mañana, aunque resulta más que evidente que las cosas no se cocinan solas y debe tirarse unas cuantas horas entre ingredientes, hornos y masas antes de ofrecer sus productos a la clientela. Cuando la ciudad se despierta, se puede decir que él ya lleva más de cuatro horas de trabajo a sus espaldas sin generar un solo euro en ingresos, si bien debe resignarse porque así es la vida de un panadero. No obstante, ahora hay algunos aspectos adicionales por los que no deja de devanarse los sesos. Le acaban de subir treinta euros la cuota del autónomo (6 de dichos euros como consecuencia de la implantación del denominado Mecanismo de Equidad Intergeneracional (más conocido como “MEI”) y ahora su gestor le pide que le comunique cuánto prevé que serán sus rendimientos netos a lo largo del año. Quizás le toque pagar incluso más de lo que ya paga por ello en concepto de IRPF. Ya éramos pocos y parió la abuela. En ocasiones, se pregunta si vale la pena seguir trabajando para pagarle una proporción cada vez mayor de lo que gana con su sudor esfuerzo a un mastodóntico e inservible Estado usurero. “De cuando en cuando, tengo ganas de tirar la toalla y dejar todo aquello por lo que he luchado. No tuve ya bastante con la pandemia para que ahora me vengan con todo esto”- dice para sus adentros. En todo caso, hoy toca volver a abrir y, tal vez, la sonrisa de algunos clientes le devuelve un pequeño atisbo de esa ilusión que se va desvaneciendo a marchas forzadas de su resignado rostro.

Quedan por delante unas cuantas horas de incansable labor sin descanso hasta el cierre (sobre las 21:00 horas), que ahora debe desempeñar prácticamente en soledad, dado que las sucesivas subidas de cotizaciones, impuestos, entre otros conceptos, han provocado que solo pueda tener a una dependienta (de las cuatro que llegó a tener contratadas) que lo ayuda hasta las 17:30 horas en la caja y llevando algunos registros de pedidos y demás. “Y tampoco sé cuánto más podré tenerla aquí”- se pregunta lastimosamente. Poco a poco ve impotente cómo se va mermando su poder adquisitivo y su autonomía pese a echarle casi más horas que nunca y no parar de trabajar. “No tiene sentido”- se dice a sí mismo.

Y llega la hora de “chapar”. A las 21:30 horas tiene ya todo recogido y se marcha rumbo a su casa. A las 22:00 toca la puerta y lo recibe con una sonrisa su mujer.

-¿Cómo estás, cariño?- le pregunta Elena.

-Exhausto, pero como siempre te he echado mucho de menos.

Sin duda, su hijo ya está acostado y soñando con los angelitos, así que lo único que puede hacer es dirigirse a su habitación y darle otro beso en la frente. Apenas lo ve porque trabaja a destajo de lunes a sábado y los domingos pocas fuerzas le quedan para poder compartir con su primogénito unas horas en el parque sin recurrir siempre a la manida película o los “dibus” en Netflix. Hay veces en las que se arrepiente de no poder pasar más tiempo con su familia, pero al final prevalece siempre la necesidad de tener el “frigo” lleno. Entre arrumacos y alguna carantoña con su mujer, se recuesta, se vira hacia el lado derecho como le gusta hacer y, antes de que el yunque de sus párpados exhaustos termine por vencerle, no deja de preguntarse si podrá aguantar el infierno fiscal en que se está convirtiendo España y en si tendrá que echar el cierre definitivo más pronto que tarde. “Entre el alquiler, las cotizaciones de mi empleada, la subida de la luz y la gasolina y la miríada de impuestos no me salen las cuentas”- se lamenta. Y sus ojos se desploman para que otro día más se persiga cuando amanezca.

 

15 de febrero de 2031. Ocho años después en un día cualquiera


                Son las ocho y media de la mañana. El ruido de la tetera despierta a Pedro. Hace ya algún tiempo que no madruga y que tampoco tiene muchas ganas ni razones para hacerlo. Lleva dos años sin panadería y, por mucho que busca trabajo, lo poco que queda no se ajusta a su perfil y tampoco lo quieren porque ya tiene 50 años y es “demasiado veterano”, un eufemismo para decir que ya no se quieren “viejos” en los trabajos, sino jóvenes dispuestos a dejarse el lomo por un mendrugo de pan apenas. La pésima situación el ámbito laboral ha desembocado de forma inexorable en una coyuntura económica familiar insostenible. Se ha visto obligado a vivir de una renta mínima universal con la que apenas le alcanza para comer y poco más. Lo peor es que tampoco puede salir ya mucho más allá de su casa, dado que ahora se precisa de un permiso para poder salir a un área que diste más allá de una distancia equivalente a media hora andando de su casa. Y para colmo de males, a su mujer le diagnosticaron una enfermedad rara por la que le dan soplos al corazón y ya no puede hacer oficio alguno. No cabe duda de que el futuro que se le presenta no augura nada bueno y tampoco parece que la coyuntura vaya a despejarse en breve. Las restricciones climáticas mandan, el dinero digital controla cada minuto de su poco dinero y de su tiempo y lo peor es que siente como una rana a la que fueron cociendo poco a poco y que, cuando quiso salir de la olla, ya era demasiado tarde. “Debí haber escuchado a quienes me decían que reivindicara mis derechos en la calle o de la forma en que creyera conveniente”. Lo sabe, pero no es menos cierto que un día de cierre implicaba un día menos de ingresos y, por ende, que tal vez ese día no tuviese que ofrecerles a su mujer y su hijo. Hace poco escuchó que, en el lugar en que regentaba su pequeña panadería, se ha instalado ahora una franquicia del Starbucks, en una muestra de cómo el monopolio de las grandes multinacionales se ha abierto paso en el infierno fiscal de España que ha desolado pequeñas pymes y autónomos, de las cuales solo quedan algunos restos coleantes ya. ¿Autónomo? ¿Qué era eso?- se pregunta Pedro, ahora más dependiente que nunca de un Estado que lo único que quiso siempre fue hundirle y cocerle a fuego lento como la rana de la fábula.

                Érase una vez Pedro. Érase una vez un autónomo de tantos.

 

domingo, 12 de febrero de 2023

ERES GIGANTE




 ERES GIGANTE


El mundo te dice

que eres pequeñito.


Y, sin embargo, eres enorme.

Tu alma es infinita

cuando se abre a los latidos

verdaderos de la vida.


Cuando te asomas a la ventana

de tu belleza y eres grande

como el mar de emociones

que te envuelve.


No eres pequeño, sino gigante.

Aunque el mundo se niegue 

a mirarte, eres gigante.

LA VERDAD SOBRE DARIAS Y EL CONFITAL




 LA VERDAD SOBRE DARIAS Y EL CONFITAL

 

    Carolina Darias quiso darse ayer un baño de multitudes en que recibir elogios, carantoñas y abrazos en el barrio popular de la Isleta, más en concreto en el maravilloso rincón del Confital. Había que mostrar una falsa preocupación por la zona y sacarse una foto para el recuerdo con algunos vecinos con el fin de arrancar algunos votos y pasar a la posteridad, en su campaña electoral, como una candidata a alcaldesa de la ciudad que se preocupa mucho por sus conciudadanos. Y se equivocó, dado que, por mucho que se empeñen los medios de propaganda en afirmar lo contrario, cabe reseñar que sucedió todo lo contrario a lo que ella pronosticaba.

En lugar de lo que pretendía —ese ansiado baño de multitudes con saluditos y halagos varios—, lo que recibió fue un auténtico baño de realidad. Una bofetada sin manos (lo que comúnmente ya se conoce como “zasca”) en la que los ciudadanos demostraron su hastío hacia la pésima y macabra gestión (en la que subyace el claro periplo hacia la terrible Agenda 2030) de una ministra de Sanidad que, entre otras cosas, carga miles de muertos a sus espaldas por las mal llamadas vacunas y parece permanecer impertérrita ante semejante atrocidad. Huelga destacar, entre todas estas demostraciones ciudadanas, el implacable cuestionario al que fue sometido por la abogada y cabeza visible de la plataforma ciudadana Canarias Despierta y Unida, Cristina Armas, ante el que no le quedó más remedio que agachar la cabeza y seguir lo que podría denominarse la “marcha de la vergüenza”.

Lo que pudo observarse a lo largo de todo el recorrido fueron pancartas reivindicativas, estridentes e incansables pitos de aliento reivindicativo, gritos en contra de su nefasta gestión al frente del ministerio de Sanidad e incluso voces a favor de una familia cuyo infante Aray (padece autismo severo y una enfermedad rara que no puede tratarse aquí) no deja de sufrir por la negativa de un nefando Gobierno a recibirles pese a haberlo intentado en no pocas ocasiones. Allí lo que pudo apreciarse, a todas luces, fue un ambiente que dista mucho del que pretenden ilustrar los medios papagayos del oficialismo. Nada de lo que cuentan es cierto y de eso pueden dar fehaciente testimonio todos cuantos asistimos al evento. No hubo momento en esa hora de caminata en que la ministra y candidata a la alcaldía respirase tranquila, aunque tratase de enmascarar su incomodidad con una sonrisa más que forzada. No cabe duda de que el pueblo empieza a estar harto de tanta mentira y manipulación.

En resumidas cuentas, ayer quedó claro que lo que relatan los medios de desinformación no guarda relación alguna con lo que se diría pedantemente (al más puro estilo de encantador de serpientes político ataviado de traje) al hablar de lo que ocurre en la calle: “los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa”. Sin duda, cabe reseñar que la rúa ayer le dijo cuatro verdades en la cara a Carolina Darias y, tal vez, esto le provoque en el futuro algún que otro episodio transitorio de insomnio. Ayer le habló el Confital a Darias con la verdad de lo que pasa en la calle. Hasta la próxima y una cosa: “pequeña Carolina, vete por favor”.

 


viernes, 10 de febrero de 2023

YA TOCA DECIR ADIÓS




YA TOCA DECIR ADIÓS


Les echo de menos.

En cada aliento, en cada pulso.

Pero ya la vida debe seguir,

y con ella mis pasos vivos.


Porque el anhelo es maravilloso

como hotel de paso,

pero no como vivienda permanente.


Y la nostalgia se difumina

como las nubes en el viento.


Ya toca decirles adiós

sin despedirme del todo.


Porque siempre

estarán en el corazón,

y serán mi alma

de este y otros tiempos.


Adiós, papá y mamá.


Sin despedirme nunca del todo, 

ya toca decirles adiós.

jueves, 2 de febrero de 2023

ESTOY EN CASA


 


ESTOY EN CASA


Estoy en casa. Y te quiero.

Vida mía, te quiero.


Con tus luces y sombres,

tus montañas rusas de melancolía,

alegría, tribulaciones y miedos.


Te quiero como llegas cada día.

En la caricia que el viento

dedica a la montaña mientras mece

las nubes anunciando quizás lluvia.


En la música que resuena

en el fragor silente del otoño,

cuando silban la hojarasca al paso

de una leve y dulce brisa.


Eres mía y lates en mi corazón

como las raíces en la tierra

cuando se casan con las frutas,

y el mundo se llena de gobiernos

frescos de flores y primavera.


Y cuando cantas tu armonía

siempre perfecta de destinos causales.


Estoy en casa. Y te quiero,

y te celebro, vida mía.


Porque hoy amanece otro día

en que puedo asomarme

a tu belleza espontánea,

con tu vestido oscuro de tristeza

y tu desnudez añil de esperanza.


Estoy en casa. Y te quiero.

Y te celebro, vida mía.


Abro las puertas infinitas

ahora de mi alma.


Estoy en casa. Y te quiero.

Vida mía, te quiero.