ME ASOMO A TUS OJOS
Desde la mirada de la nostalgia,
me asomo a tus ojos.
Y me siento que estoy
a un recuerdo de volver
a navegar por su mar de luz.
Tu mirada tan lejana
se acerca en unas pocas palabras
al Sol, y se enciende otra metáfora
en el horizonte para que amanezca
en mis noches de tristeza.
Y todo sea más alegre al fin.
Me asomo a tus ojos.
Así contigo, amo mejor el mundo.
PACTO MUSICAL
Hace ya algún tiempo
hice un pacto con la música.
En tu silencio, no dejaría
de escucharla jamás.
Es más, sería algo así
como un grito natural de nostalgia
que no dejaría de remover los acordes
melancólicos de un recuerdo,
como los dedos de un pianista
las notas inciertas de la vida.
La música se recuesta
en la elevada voz de tu silencio,
y suena mejor que todas
las canciones del mundo.
Tal vez, porque mientras escribía
a unas líneas sin musa ni poesía,
hice un pacto con la música,
y le dije que en tu silencio si cabe
recordarte sería la mejor canción
de nuestro tiempo.
NOS ENCONTRAREMOS
Nos encontraremos
en alguna parte del recuerdo,
a la izquierda de las calles
impredecibles de la nostalgia.
A la derecha, te estaré pensando.
Y a un paso de olvidarte,
volverás en un silencio
a cantar en otro poema,
como un trino de mediodía.
Nos encontraremos.
Estoy seguro. En alguna parte
de los sueños o el recuerdo,
nos encontraremos.
EN EL UNIVERSO
En el universo, te encuentro,
porque estás en todo.
Porque estamos en todo.
Aunque no siempre tan cerca
como me gustaría mirarte
esas estrellas que me encienden
en las sombras de mi tristeza,
con tu mirada de constelaciones
abiertas de ternura.
En el universo, encuentro,
porque estás, estamos en todo.
CONOCER TU ALMA
Yo no solo quiero conocerte.
Quiero conocer tu alma,
o lo que es lo mismo,
encender la chispa de tu estrelle
y que tu luz me deslumbre
el corazón enamorado.
Conocer tu alma para abrir
las puertas de la belleza
hacia el universo de amarse.
Para eso no solo quiero conocerte,
sino también conocer tu alma.
MUY PRONTO EL INVIERNO
Le llegó muy pronto el invierno,
cuando aún no había ni asomado
su rostro de hojarasca el otoño.
A su cabello, que se inundó
de esas nieves que van avanzando
por los años como los pasos
que se desvanecen en la tierra.
A su ser y a su mento.
Le llegó muy pronto el invierno
a mi madre, cuando todavía
el verano quería seguirle acariciando
los latidos de su corazón constelado
y sus ojos añiles como el mar
de dulzura que bañaba su mirada.
Muy pronto el invierno
le llegó a mi madre.
Y yo, en este día de otoño,
solo quiero recordar
cuando la primavera la colmaba
de esa sonrisa suya que no muere.
Aunque le llegase muy pronto
a mi madre el invierno.
NUESTRO AMOR DISTINTO
Otros ya estuvieron antes aquí.
Fueron quizás casi los mismos
que nosotros, los mismos andariegos
viajeros de las estrellas
desde una mirada embelesada,
con la nave del cariño
como medio insustituible.
Otros ya fueron antes que nosotros.
Se quisieron desde la desnudez
del alma hasta las raíces
humanas de los pies.
Pero, de alguna manera,
nosotros somos distintos,
porque, con nosotros, somos
y nuestro amor es distinto,
aunque otros ya hayan estado antes
en este país gobernado por las flores
en el camino y las mariposas
revoloteando en los estómagos.
Nuestro amor distinto
ha sido siempre nuestro.
Y por eso es distinto.
