ARDES TODAVÍA
Hace ya algún tiempo.
Unos cuantos días
con sus noches.
Unos cientos de amaneceres
cuyos albas me siguen
quemando de dulzura
y nostalgia la mirada.
Han pasado ya algunas
tempestades y alegrías.
Todo un mundo de recuerdos.
Y sin embargo, te sigo escribiendo
como la primera letra infinita
de un poema que no se acaba
en un último verso de melancolía.
Eres como un céfiro melifluo
que no deja de soplar
en la ternura de una metáfora.
La llama de cariño
que aún me arde
en lo más hondo del pecho.
Arde todavía esta poesía,
porque se enciende al rememorarte,
como una flama de latidos
que transcienden el alma.
Desde que llegaste, sin duda,
me tocaste algo más que la piel.
Yo diría incluso que penetraste
mi alma solo desde ti
hacia mi corazón.
Y ahora no hago otra cosa
que eso que dicen significa
"volver a pasar por el corazón".
Simplemente, no dejo de recordarte
porque ardes dulcemente todavía.
0 comentarios:
Publicar un comentario