SILENCIO, CONMIGO
Una palabra sin palabra
que lo dice todo.
Que expresa todo lo que soy
desde mi ausencia de voz.
Silencio. Nada más.
Solo silencio.
Silencio, conmigo.
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
SILENCIO, CONMIGO
Una palabra sin palabra
que lo dice todo.
Que expresa todo lo que soy
desde mi ausencia de voz.
Silencio. Nada más.
Solo silencio.
Silencio, conmigo.
CONTIGO ERES SUFICIENTE
En el silencio, a veces,
se escucha toda la música:
los latidos del alma.
Y en el aparente vacío
de la soledad
se puede colmar
de todo lo que eres.
Canta en tu silencio.
Y llénate de tu verbo
en la quietud.
Contigo eres suficiente.
ME RETIRO A MI SOLEDAD
Ahora me molesta el ruido.
Las interferencias cotidianas
en que todo se colma
de sintonías sin melodía acorde
y poemas de asfalto
que no riman con la belleza
me estorban.
Y necesito alejarme un rato
del mundo para acercarme,
tal vez, al pulso genuino
de mi corazón cuando no late
por estar vivo, sin más.
El mar no se puede escuchar
sin música en el alma.
Y ahora solo pido una cosa:
déjenme que me retire
un rato a mi soledad.
Ahora me necesito.
FRAGILIDAD
No dura siempre.
Es efímera, transitoria
y nimia como una gota
de lluvia que estalla
contra la acera en la tormenta.
Es solo eterna
en su brevedad.
Pero es maravillosa
en su fragilidad de tiempo,
tristeza, nostalgia o alegría.
La vida, aunque frágil,
es maravillosa.
NUNCA TE FUISTE
Nunca te fuiste.
Llegaste demasiado deprisa
al otoño de tu vida.
Pero siempre fuiste primavera,
aunque arreciase muy temprano
una ventisca de olvido
en tu memoria.
Se hizo invierno tu recuerdo,
pero ahí seguiste.
Solo volaste hacia el cielo
al que siempre perteneció
tu mirada, límpida y serena,
como el mar cuando azotaba
dulcemente la calma
en las costas de tu encanto.
Aunque llegaste demasiado deprisa
al otoño de tu vida,
nunca te fuiste, mamá.
APARCAR EL TIEMPO
El tiempo ahora me cansa.
Las horas se persiguen,
lentas como un caballo
de mejores tiempos y galopes.
Y quiero aparcarlo un rato.
Déjame que me detenga
en la quietud de tu abrazo.
El tiempo ahora me cansa,
y la rutina es un mar
de desazón demasiado revuelto.
Quiero aparcar el tiempo.
Déjame que salga del mundo
en la calma de tu afecto.
Aparcar un rato el tiempo,
con mi alma desnuda,
contigo.
TIEMPO SIN MÁS
El tiempo es algo que pasa
sin más sin tu tiempo.
Segundos que se descuelgan
cansados del tictac de los relojes.
Minutos que se persiguen
monótonos tras horas de hastío.
Instantes que se difuminan
como color blando de lápices,
en el anal de historias
que no se atreven
o no llegan a ser historias.
Horas que se tornan eternas
rutinas de melancolía
que nunca llega a algún puerto
distinto de la tristeza.
Y tiempo, a fin de cuentas,
sin demasiado tiempo.
El tiempo, si no estás,
es algo que pasa
sin más.
Tiempo sin más.
FINAL Y COMIENZO
Puede que se acabe todo,
cuando se silencia la ciudad.
Pero cuando todo se calla,
comienza la verdadera música.
El corazón canta sin estorbo,
y el alma escucha.
Toda la verdad empieza,
cuando se acaba el teatro
de la ciudad y comienza
el mundo del poema a girar.
Mi gran mundo solitario,
inmenso, genuino y sin interferencias,
empieza cuando nace el alma,
y muere el ruido cotidiano.
TÚ
Para el viento que arrecia
ahora en mis alas de nostalgia.
Para el mar de melancolía
que azota mis costas
de tristeza.
Y para el poema que no deja
de resonar el epicentro
de ausencia de mi alma.
Para todo eso,
solo una palabra: tú.
UNA PALABRA SIN PALABRAS
Ahora
una palabra sin palabras
lo dice todo.
En silencio, nuestras miradas
gritan lo que el corazón esconde,
y el alma ansía manifestar:
un mar que azota sin olas
las costas inefables del cariño,
con nuestros abrazos como puertos
finales de la nostalgia.
Amor, ahora,
una palabra sin palabras
que pregonan a los cuatro vientos
nuestras miradas.
Una palabra sin palabras
que dice en este instante
todas las palabras.
LA MEJOR PALABRA HOY
Todo el ruido sobra ahora.
No necesito más
que la mejor palabra hoy.
Y solo quiero que se calme
la marejada de desazón
que inunda mi pensamiento
demasiado revuelto.
No necesito más
que el verbo que mueve
el viento más allá del aire.
La que grita profunda
sin que se escuche
más allá de la armonía
de socorro de mi corazón
en busca desaforada del alma.
Sin interferencias.
La mejor palabra hoy:
mi silencio.
SOLO CALMA
Mi mente lleva un tiempo
con marejada de nostalgia,
tristeza, miedo y apatía.
Y ya ha llegado el momento
de que amaine la tormenta,
y de que vuelvan las aguas
a su cauce.
Mi corazón pide serenidad,
al compás de la quietud
sin prisas de mi alma.
Así que déjenme tranquilo
solo un ratito más que sea.
No quiero saber nada
del molesto ruido
de la urbe ni de mi tempestad
de excesivo raciocinio.
Mi alma pide solo calma.
Y que suene solo la poesía
silentemente fragorosa
de mi corazón,
desnudo a la tranquilidad.
Solo pido eso ahora:
solo calma.
DEMASIADO PESO
Hoy la vida me pesa demasiado.
La gravedad lleva apellidos:
tristeza, melancolía, nostalgia,
ausencia o llámenlo como quieran.
Lo cierto es que me pesa,
y es como si una bruma
de invierno eclipsara
la maravillosa primavera
en que mi corazón
estalla de alegría.
El mundo se me hace
demasiado cuesta arriba
durante un momento.
Y hasta la más sencilla
planicie se vuelve
una montaña insuperable
de miedos y cuitas.
Pero no importa.
Todo es breve, pienso.
Nada dura demasiado
como para matar del todo.
Y aunque la vida
me pese tanto
como para que la gravedad
lleve los apellidos
de la pesadumbre
de una ciudad sin más rumbo
que un cementerio de cristal,
mi alma es más fuerte.
Y sé que mañana,
aunque la vida pese,
seré más gigante
que ella para levantarla.
OTRA CONJUGACIÓN
Hoy mi verbo es distinto.
Se materializa
en otra conjugación.
Ni presente, ni pasado. ni futuro.
Tan solo es amar,
aunque tus labios
no me toquen la boca.
Aunque tus abrazos
no atraquen en mi cuerpo,
como barcos de ternura,
en mis puertos de nostalgia.
El silencio habla.
Y la voz grita
sin rumor.
Sin duda, hoy mi verbo
es distinto
en la otra conjugación
de amar.
