TRISTEZA DE CHOCOLATE
Me he preguntado siempre
a qué saben tus besos.
Si saben a primavera cálida
o frío invierno.
Y si rozan el paladar
de los sentidos como el agua
cuando el mar corona
la orilla en su eterna
boda con la playa.
Y tus caricias, y tus senos
mientras se amoldan a mis dedos
en un instante de lujuria.
Si sabes a chocolate caliente.
A naranja madura, a banco vacío
O a manzana prohibida
de esas que solo existen
cuando los sueños
abren el telón del paraíso
en tu cuerpo desnudo.
Si son chispas de placer
que queman lo mismo que enfrían.
Tornando esta tristeza
de chocolate en algo aún más dulce:
quererte sabiendo que me quieres,
aunque no nos queramos mucho
desde ahora y hasta casi siempre.
¿A qué saben tus besos?
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