MÚSICA PARA EL ALMA

miércoles, 17 de diciembre de 2014

EN LA PATRIA DE POTEMOS




EN LA PATRIA DE POTEMOS



Parece que ha surgido una nueva nación de cuya superficie mi limitada enciclopedia de conocimientos aún no sabe. Una nación algo extraña y, según parecen advertir algunos rotativos, incluso truculenta. Una patria en la que “se fuman porros, se vende comida vegana y no queda espacio para más pintadas”. Parece que el autor o articulista en cuestión del documento en el que se constata tal delicado denuesto manifiesta su desaprobación sutil a dicha “región”, radicada en la facultad de Ciencias Políticas de la Complutense y construida, según él, en torno a la nueva figura política de Pablo Iglesias bajo cuyo mando ahora se encauza el rumbo de la nueva sensación en materia de partidos: Podemos. A veces, podría decirse que más bien se habla de “Potemos”.



Lo cierto es que cabría preguntarse una serie de cuestiones después de leer el texto. La primera que puede venir a la mente es la siguiente: si tanto le desagrada al autor el panorama que describe, ¿por qué no dice lo mismo de los banqueros y demás alimañas pertenecientes a la élite oligarca que, entre bambalinas, lleva el timón de un mundo ya sin rumbo hacia un crecimiento insostenible y permanece impertérrita ante la desgracia de millones de personas que se suicidan por no poder pagar las hipotecas que estos últimos, con todo conocimiento y con el único afán avaro de maximizar beneficios, concedieron? Supongo que su perfume de Giorgio Armani le cae mejor, y de ahí se puede deducir que le molesta mucho el humo de cierta sustancia alienante, pero no sé si escandalizaría del mismo modo al saber que unos pocos ladrones, ludópatas empedernidos de ese gran casino bursátil con sede principal en Wall Street, siguen emborrachándose de gloria y riqueza a costa del sufrimiento de los demás. Desconozco si opina lo mismo del hecho de que debamos comernos la resaca de unas “fiestas deudoras” que no hemos celebrado y a las que, ni mucho menos, hemos sido invitados ni antes ni después de esta gran estafa a la que algunos, faltando gravemente a la verdad semántica de la palabra, denominan crisis.



Tampoco soy muy consciente de si el autor del documento aprueba la conducta vomitiva y codiciosa de cuantos siguen especulando con nuestro ya muy menguado Estado de Bienestar (o Bienestuvo mejor dicho) a costa de los impuestos que pagamos todos los curritos. Mientras ellos vomitan millones con el inestimable apoyo de un Banco Central Europeo en nuestro continente que solo tiene liquidez para los ricos y vaselina para los pobres, otros se conforman con comer una vez al día. Ya, por último, cabría preguntarse, ¿le parece bien que nos sigan estrangulando sin dogales los poderes fácticos y además prefiere que no se fumen porros en los pasillos a que el ochenta por ciento de la población tenga la oportunidad de respirar? Si ese es el caso, sinceramente, prefiero alejarme de su visión, fumarme un buen porrito, comer comida vegana y pintar de esperanza todas las paredes del mundo. No solo “en la patria de Podemos”, sino en la “patria de la Justicia Social”.


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